El oído comienza con las orejas de múltiples y variadas formas en el mundo de los perros.
La forma, inserción y disposición de las orejas es variada y diferente entre las diferentes razas de perros la anatomía y el funcionamiento del oído son siempre iguales y por cierto superiores a las cualidades auditivas del ser humano.
Los perros tienen 17 músculos para mover sus orejas, mientras que los hombres sólo tienen nueve, y la mayoría sólo utilizamos solo 1 o 2.
Con el oído se captan los sonidos y se los canaliza por el conducto auditivo hasta el tímpano, una membrana sensible que vibra como un tambor cuando llegan las ondas sonoras.
Por detrás del tímpano comienza el oído medio que transmite las vibraciones del tímpano al oído interno, amplificándolas.
Allí se transforman estas vibraciones en señales nerviosas que son enviadas al cerebro, donde se las interpreta.
Bien se podría decir que oímos con el cerebro.
Partiendo de la forma de su antepasado vivo, el lobo, las orejas del perro han sido la parte del cuerpo más modificada por medio de la cría selectiva y la adaptación a la función.
Los perros tienen un rango de audición de 10,000 a 50,000 Hz, el del ser humano sólo abarca de 16,000 a 20.000 Hz, y la distancia a la que puede escuchar es cuatro veces más a la del hombre. Su oído es cuatro veces más afinado que el nuestro y puede registrar 35,000 vibraciones por segundo.
Hay tantas formas de orejas como razas caninas.
Algunas de ellas, como el Ovejero Alemán, conservan las orejas pequeñas y erectas del lobo, lo que les da un aspecto vivo y alerta.
Otras razas como el Bloodhound (Sabueso de San Huberto, “Pluto” para los amigos), el Cocker Spaniel o el Basset Hound ( el Tristonio de Portal) poseen grandes orejas que cuelgan pesadamente sobre las mejillas, probablemente no disfrutan de un oído tan fino como los que las tienen erectas pero dirigen, focalizan y encauzan el rastro que persiguen.
El movimiento de sus orejas ayuda a registrar la naturaleza, el origen y la fuente de un sonido.
Los perros delatan sus emociones por la forma que perciben el sonido y por como mueven y posicionan sus orejas de la misma forma que nosotros lo hacemos según la expresión de nuestros ojos.
La ciencia ha descubierto que los perros tienen ciertas áreas de su cerebro dedicadas a procesar los sonidos y las emociones, como ocurre en los seres humanos.
Algunos perros pueden predecir los terremotos días antes de que se produzcan, sin embargo los científicos aún no tienen una idea sobre cómo sucede. Los expertos creen que es debido a la detección de sonidos de alta frecuencia procedentes de la tierra o las vibraciones del suelo.
Los científicos detectaron que, como ocurre en los humanos, los perros muestran actividad en la corteza cerebral, cuando se trata de palabras o tonos que evocan emociones.
Comparando las reacciones de distintos perros ante los sonidos ambientales, la voz de su amo y los ladridos de otros perros se notaron claras diferencias a favor de la voz del amo.
Los perros no solo oyen a sus dueños, sino que además reaccionan a sus palabras de modo semejante a como lo haría una persona incluso pueden detectar nuestras emociones por la forma en que decimos algo.
Pueden saber si estamos tristes o felices, ya sea por cómo que entonamos las palabras o bien interpretando el llanto y la risa humana, en una mezcla de percepción del sonido, la actitud corporal y los tonos.
No hay duda que los perros reconocen las emociones humanas y las procesan en su mente, confortándonos en la tristeza y participando activamente de nuestra alegría.
De igual modo muchos seres humanos pueden detectar en sus perros felicidad, enojo y dolor por el tipo de ladrido en un mecanismo de conexión casi en código críptico que una persona ajena no podría percibir.
Después de conocer como oye y percibe un perro y amándolos como los amamos uno podría decir sin ánimo de equivocarse: ¡qué raro personaje es ese mono desnudo que se llama ser humano que en un alarde de brutalidad les amputa las orejas a los perros, tan solo por gusto.
En esto debemos ser claros y contundentes: el corte estético de las orejas es una mutilación que no aporta ningún beneficio al animal y se transforma en un claro testimonio de nuestra brutalidad e incomprensión de la relación con nuestros animales.
Por Infobae