La vida emocional de las personas es compleja. Esto puede evidenciarse en la variedad de modelos explicativos que se han formulado en torno a las emociones, que difieren unos de otros. Sin embargo, estas teorías comparten un aspecto en común: la distinción entre emociones primarias y secundarias.
Las primarias se caracterizan por ser innatas, universales y por cumplir una función adaptativa. Entre ellas resaltan el miedo, el asco, la ira, la tristeza y la alegría.
Por su parte, las emociones secundarias surgen de la combinación de las primarias, son aprendidas y varían en función de la cultura y el contexto en el que nos desarrollamos. Si quieres saber un poco más de estas, te invitamos a seguir leyendo.
Características de las emociones secundarias
Los rasgos distintivos de las emociones secundarias se resumen de la siguiente manera:
- Son emociones aprendidas. Por lo general, se empiezan a adquirir entre los 2 y 3 años de edad. Esto se debe a la necesidad de cierto nivel de desarrollo para que puedan establecerse. No son innatas ni automáticas.
- No son universales. Esto significa que no se manifiestan de la misma manera en todas las culturas, aunque compartan cierta base.
- Su manifestación se efectúa en función de lo que se ha ido aprendiendo a lo largo de la vida.
- Son el resultado de la combinación de las emociones primarias.
- Contribuyen a la formación de una identidad. La manifestación de estas emociones influye en la forma en la que nos percibimos e interactuamos con el entorno. Su finalidad es social.
5 emociones secundarias
Como ya dijimos, se han elaborado diferentes modelos teóricos en torno a las emociones humanas. Se puede evidenciar muchos desacuerdos entre ellos. Sin embrago, se coincide que entre las emociones secundarias se encuentran las siguientes.
1. Vergüenza
La vergüenza es una emoción desagradable que surge de la sensación de que hay algo deshonroso, inmodesto o indecoroso en la propia conducta o en las circunstancias.
Por lo general, la vergüenza induce a la evitación de la interacción social, bien sea mediante la huida o el ocultamiento. Asimismo, puede provocar respuestas defensivas, como ira o represalias.
2. Culpa
La culpa se caracteriza por una valoración dolorosa de haber hecho algo que creemos que está mal. A menudo, esta emoción se acompaña de acciones que intentan deshacer o mitigar el mal provocado. Sin embrago, también puede inhibir a la persona y hacerla pensar que es merecedora de un castigo.
3. Orgullo
El orgullo implica un sentimiento de satisfacción con uno mismo. Se produce cuando hemos alcanzado una meta y los demás han reconocido y aprobado el logro.
En su justa medida, resulta ser una emoción beneficiosa, ya que propicia el desarrollo de la autoestima y la seguridad. No obstante, el exceso suele derivar en sentimientos de grandiosidad, lo que ocasiona conflictos en las relaciones sociales.
4. Placer
El placer es la emoción provocada por el disfrute de aquello que se considera bueno o deseable. Por lo general, lo experimentamos cuando nuestras necesidades son satisfechas.
Sin embargo, el problema de esta emoción es que podría utilizarse para ocultar conflictos psíquicos, lo que puede conllevar consecuencias peligrosas. Por ejemplo, la adicción a sustancias dañinas o la realización de conductas de riesgo.
5. Celos
Los celos son una emoción negativa en la que una persona siente resentimiento hacia un tercero, al percibir que le arrebatan el afecto de un ser querido. Los celos requieren que se presente un triángulo relacional entre el que está celoso, la persona querida y el rival que representa una amenaza.
Las relaciones románticas son el ejemplo prototípico de los celos, pero cualquier relación significativa (padres, amigos, hermanos) es capaz de producirlos. Se diferencia de la envidia en que siempre hay tres personas involucradas.
Otras emociones secundarias
Las emociones secundarias no se agotan en la lista presentada. Psicólogos como Paul Ekman y Robert Plutchik presentan un listado más extenso. Por ejemplo, el primero también incluye el bochorno, el desprecio, la complacencia y el entusiasmo.
Por su parte, Plutchik plantea un modelo mucho más complejo, conocido como rueda de las emociones. En ella se grafican las básicas y cómo estas se combinan, generando las secundarias.
En este caso, algunos componentes de su listado de emociones secundarias son los siguientes:
- Agresión: ira + anticipación.
- Amor: alegría + confianza.
- Ansiedad: miedo + anticipación.
- Decepción: sorpresa + tristeza.
- Desesperación: miedo + tristeza.
- Envidia: tristeza + ira.
- Indignación: sorpresa + ira.
- Pesimismo: tristeza + anticipación.
- Sentimentalismo: confianza + tristeza.
- Sumisión: confianza + miedo.
Para tener en cuenta sobre las emociones secundarias
Las emociones primarias se caracterizan por estar presentes desde el nacimiento, cumplir una función adaptativa, ser universales (no existe ninguna cultura que no las manifieste) y tener una expresión bien definida. Nacemos con ellas.
En cambio, las emociones secundarias se aprenden a lo largo de la vida. Su función es social, no son universales y se expresan de diferente manera, dependiendo de la cultura y el contexto.
Fuente: EFE