DUBÁI (Reuters) – En medio de la polémica entre las potencias mundiales por la causa del accidente de un avión de pasajeros ruso, equipos forenses seguían revisando los escombros para tratar de esclarecer el origen de la tragedia, casi una semana después de que 224 personas murieran en el peor desastre aéreo en Egipto.
Reino Unido dijo el jueves que Estado Islámico pudo haber derribado el avión, pero Egipto subrayó que no existen pruebas sobre la existencia de un artefacto explosivo en el aparato. Rusia, por su parte, consideró demasiado prematuro sacar conclusiones.
Ahora la responsabilidad de demostrar o refutar las teorías recae en los investigadores egipcios, con los importantes ingresos turísticos del país en juego.
Las autoridades han dicho que al menos una de las cajas negras se encuentra dañada, por lo que el foco principal estará en analizar restos del avión así como cualquier prueba obtenida de los cuerpos de las víctimas, principalmente ciudadanos rusos.
“Un primer indicio viene de la distribución de los restos del avión. Ahí se pueden buscar posibles razones”, dijo un ex investigador de accidentes aéreos.
“Se buscan rastros de explosión por alta energía, como quemaduras, y su penetración en el material de los equipos o el avión”, agregó.
Investigadores de Egipto y Rusia, donde ahora se encuentran la mayoría de los cuerpos, buscan en ropas desgarradas, equipajes deformados y marcas de quemaduras, señales que muestren que hubo una explosión antes de que el A321 se estrellara.
Los expertos forenses dicen que un examen detallado de los cuerpos sería vital para detectar pruebas de algún posible ataque. Rusia, sin embargo, ha comenzado a enterrar a algunas de las víctimas.