El comercio electrónico vio sus mejores momentos tras el desencademiento de la pandemia del covid-19, pero el incremento de las compras en línea dejó una consecuencia indeseada: el aumento de las emisiones de carbono.
Como el comercio global implica el transporte de las mercancías por vía marítima, se necesitaron más barcos para transportar los contenedores ante la incrementada demanda, y por lo tanto hubo más emisiones nocivas en la atmósfera.
“La flota de contenedores va en aumento, así que las emisiones de ese sector van a subir, no a bajar”, comentó a Bloomberg Jan Dieleman, encargado del negocio de transporte marítimo en la multinacional agrícola Cargill.
La industria del transporte marítimo, en su conjunto, emite más carbono en la atmósfera que Francia y Reino Unido juntos, así que el actual auge de los envíos por mar obstaculiza la lucha contra el cambio climático.
Dieleman también explicó que, en medio de la rápida y desigual expansión del comercio mundial, actualmente varios puertos de Occidente se enfrentan a una congestión por la escasez de trabajadores, lo que provoca retrasos para cargar y descargar los contenedores, obligando a algunas empresas a recurrir al envío de sus mercancías a granel en lugar de introducirlas en contenedores.
Según las estimaciones del experto, es probable que las emisiones no alcancen los niveles récord de 2008, ya que el sector ha invertido en tecnología de ahorro de combustible y las cadenas de suministro se han vuelto más eficientes, pero las aceleradas dinámicas del mercado hacen resaltar el problema existente y la necesidad de establecer normas sobre las emisiones.
La Organización Marítima Internacional de las Naciones Unidas tiene como objetivo reducir la contaminación al menos en un 50 % para 2050. Las propuestas de cómo conseguirlo incluyen introducir un impuesto sobre el CO2 y un fondo para investigación y desarrollo de 5.000 millones de dólares.