El merenguero Alex Bueno reveló que la garantía de drogas era el incentivo número uno que utilizaban productores musicales y sellos disqueros para asegurarse de que él entrara a los estudios a grabar canciones.
Alex Bueno admitió que antes del dinero u otros beneficios, lo primero para asegurar su talento era una buena cantidad de droga.
“La droga era lo primero”, comentó uno de los merengueros de más pegadas, de todos los tiempos.
El intérprete de “Querida”, ha sido uno de los más grandes vendedores de discos en la historia musical dominica y uno de los principales en pegar álbumes completos.
Indicó que no ha cuantificado la cantidad de dinero que gastó en drogas, pero calculó que su colega Fernando Villalona derrochó más de 60 millones de pesos y que entonces, él estaría en alrededor de una cuarta parte de cantidad.
Indicó que se inició en el mundo de las drogas a principios de los 80 con el consumo de marihuana a lo que después cambio a cocaína y perico.
El merenguero, también conocido como El Mayimbito, cuenta que las drogas lo pusieron al borde la muerte y que constantemente tenía que durar semanas interno en una clínica para desintoxicarse.
“Pero era un estado mental; porque el vicio era tan grande, que yo me escapaba de clínica donde estaba interno, en complicidad con las enfermeras, para ir al colmado más cercano a drogarme y tomar cervezas”, indicó al ser entrevistado por Santiago Matías, en el espacio “Alofoke sin Censura”.
Recordó que con los primeros 30 pesos que ganó en su primera fiesta en la orquesta Santo Domingo All Star, que dirigía Gerardo Veras, se compró una botella de ron.
Alex Bueno cuenta que es un hombre renovado, gracias a que lleva más de cinco años sin probar drogas, ni alcohol.
Dijo que ahora disfruta más de la vida, como un hombre de hogar, dedicando tiempo a su esposa, hijos y nietos.
Sus pasatiempos favoritos son: jugar villar y ver películas. Asegura que abandonó la vida nocturna y que aunque viajaba y vivía en New York desde los 80, es ahora que conoce la Estatua de la Libertad, museos y otros atractivos, dado que antes, el tiempo solo le alcanzaba para bares, drogas, mujeres y alcohol.