En general, las especies que pueden desaparecer durante 2019 son muchas, centenares, aunque algunas corren más riesgo. Por ejemplo, el rinoceronte blanco del norte, ya que el último macho que se conoce de estos animales murió el año pasado en Sudán. No obstante, se probará con la fecundación in vitro para intentar perpetuar a estos bellos animales, pero no hay muchas esperanzas.
Tampoco le está yendo bien a otro animal que vive en la frontera entre China y Rusia, el leopardo del Amur. La caza furtiva y la destrucción de su hábitat natural ha permitido su casi total desaparición, aunque parece haber encontrado hueco y refugio en la Zona Desmilitarizada entre las Coreas.
Un animal especialmente querido es la vaquita marina. Sin embargo, la cantidad de ejemplares controlados se ha reducido de 97 en 2015 a solo 15 en 2018. A este ritmo, y si sigue así el nivel de pesca, este podría ser un mal año para la especie.
Tampoco les está yendo bien a otras especies, como el rinoceronte negro y el lobo rojo. De la primera, podrían conservarse aún unos 5000 ejemplares, pero la caza ilegal los reduce a gran ritmo. De la segunda, solo se conocen 30 especímenes.
Otras especies en claro peligro son el gorila oriental, que está sufriendo grandes pérdidas en su población por la caza ilegal indiscriminada y la falta de su hábitat, y el saola, una especie de buey asiático recientemente descubierto y del que apenas quedan 100 especímenes en el sudeste asiático.