1. El cacerolazo
El 14 de abril de 2013, Nicolás Maduro derrotó a Henrique Capriles, entonces candidato de la coalición opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD).
La diferencia porcentual entre uno y otro candidato fue mínima: 50,61% del chavismo frente al 49,12% de la oposición.
Un día después, el líder de la MUD anunció que exigiría un conteo total de los votos y convocó a la población realizar un cacerolazo para desconocer la victoria de Maduro.
“Que se oiga en todo el mundo”, dijo Capriles frente a miles de personas, en su mayoría estudiantes, que salieron a las calles.
En respuesta, el oficialismo llamó a sus seguidores a realizar un “cohetazo” para celebrar con pirotecnia un nuevo triunfo electoral de la Revolución Bolivariana.
Días después, las protestas bajaron de intensidad y Capriles optó por presentar impugnaciones contra la elección de ese 14 de abril ante la Justicia venezolana y organismos internacionales.
Después del cacerolazo contra Maduro, el liderazgo del opositor comenzó a disminuir dando paso al exalcalde de Chacao (municipio de Caracas),Leopoldo López, considerado más radical que Capriles.
2. “La salida”
Con López como uno de los principales líderes, la MUD hizo un llamado a principios de 2014 para una nueva ofensiva contra el chavismo.
Fue bautizada como “La salida”, en referencia a que la solución a los problemas que atravesaba Venezuela estaba en las movilizaciones.
“La salida está en la calle“, afirmaba López en enero de 2014, cuando comenzaron las protestas en diferentes puntos del país.
En febrero se multiplicaron las manifestaciones después de conocerse que un juzgado venezolano había emitido orden de arresto contra el opositor por los cargos de instigación a delinquir, asociación ilícita y otros delitos.
Tras varios días y en medio de un duro cruce de acusaciones con Maduro, Leopoldo López reapareció acompañado de una multitud y se entregó a miembros de la Guardia Nacional Bolivariana.
“Si mi arresto sirve para despertar a la gente, para despertar a Venezuela, entonces habrá valido la pena este infame encarcelamiento impuesto con cobardía”, afirmó entonces con un megáfono.
Diferentes tipos de protestas se registraron desde ese momento hasta casi mediados de año, con bloqueos de carreteras, manifestaciones universitarias, marchas y paros de diferentes sectores.
El chavismo respondió convocando a multitudinarias concentraciones de apoyo por parte de sus seguidores.
Como consecuencia de estos enfrentamientos, 43 personas fallecieron entre febrero y junio de 2014. Hubo además casi 500 heridos y alrededor de 2.000 detenciones.
López fue declarado culpable de los cargos y permaneció detenido en una cárcel militar hasta mediados de 2017.
Después recibió el beneficio del arresto domiciliario, situación en la que permanecía hasta el pasado 30 de abril, cuando abandonó su lugar de residencia en la madrugada para ingresar finalmente en la embajada de España.
3. La “toma de Venezuela”
A finales de 2015, la oposición logró su mayor victoria desde que comenzó la Revolución Bolivariana al imponerse por amplio margen en las elecciones parlamentarias y así tomar el control de la Asamblea Nacional (congreso).
112 de 167 escaños quedaron bajo el control de la MUD. Sin embargo, el Tribunal Supremo de Justicia declaró en desacato a la entidad legislativa y el gobierno de Maduro no reconoce las atribuciones de la Asamblea desde entonces.
Ante tal situación, la oposición inició una gran recolección de firmas para pedir la realización de un referéndum revocatorio para Maduro.
Cuando en octubre de 2016 el Consejo Nacional Electoral (CNE) descartó la posibilidad de llevar a cabo aquel plebiscito, una nueva ofensiva en las calles fue organizada.
Fue bautizada como la “toma de Venezuela” y logró movilizar a cientos de miles de personas en Caracas.
El entonces corresponsal de BBC Mundo en Venezuela, Daniel García Marco, explicaba que las movilizaciones de finales de 2016 exigían al CNE reponer la posibilidad de convocar a un revocatorio.
Los dirigentes opositores de ese entonces, con Henrique Capriles como el gran protagonista, hablaban de una “ruptura del estado de derecho” por la decisión del ente electoral.
“O restituyen el orden constitucional y cesa el golpe de Estado en Venezuela y se restituyen los derechos fundamentales, o el día 3 de noviembre todo el todo el pueblo venezolano se viene para Caracas y vamos para (el Palacio de) Miraflores“, dijo Capriles.
Finalmente, la movilización fue suspendida.
4. Las guarimbas de 2017
Con la opción del referendo revocatorio desahuciada, la oposición venezolana organizó algunas movilizaciones no muy masivas en los primeros meses de 2017.
Pero la mecha se volvió a encender a finales de marzo con dos polémicas sentencias del Tribunal Supremo de Justicia en las que la entidad judicial se atribuía las funciones de la Asamblea Nacional y quitaba la inmunidad a sus parlamentarios.
Pese a que esas decisiones fueron revocadas pocos días después, los grupos opositores salieron de nuevo a las calles de manera masiva multiplicando las “guarimbas” (barricadas con resistencia callejera) en varias ciudades del país.
Durante semanas, se vieron duros enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad tras los que se registraron 127 muertes y más de 3.000 personas heridas.
“Marchas, cierres de carreteras y actos de rechazo al oficialismo se realizaron en ese país prácticamente a diario”, destacó el periodista de BBC Mundo Daniel García Marco en aquel momento.
Gracias a la puesta en vigencia del Plan Zamora, un esquema de seguridad implementado por el gobierno de Maduro, las fuerzas de seguridad de ese país contaron con el apoyo de las milicias civiles chavistas conocidas como “los colectivos“ y definidos como “paramilitares” por la oposición.
Las protestas se extendieron por casi 60 días y fueron perdiendo fuerza con el paso de las semanas.
En el medio de todo, el oficialismo jugó una carta más: instaló una Asamblea Nacional Constituyente con poder plenipotenciario controlada por representantes chavistas en su integridad.
5. Operación Libertad/Fase final
El último episodio de los múltiples esfuerzos que realizan los opositores por derrotar a Maduro comenzó el pasado 23 de enero, cuando Juan Guaidó se juramentó como “presidente encargado” de Venezuela en base a su cargo de máxima autoridad de la Asamblea Nacional.
Desde entonces se convirtió en el rostro de la oposición y llegó a ser reconocido como jefe de Estado por cerca de 50 países.
El 23 de febrero, con cientos de toneladas de donaciones internacionales y un convoy de camiones esperando cruzar la frontera venezolana desde Colombia y Brasil, Guaidó realizó su primera gran acción contra Maduro.
Intentó romper el cerco fronterizo con la esperanza de que los militares se pusieran de su lado y así continuar con su desafío al gobierno desde las fronteras, y no desde Caracas.
Finalmente, ningún camión logró pasar la línea y las fuerzas armadas no se quebrantaron, como esperaba la oposición. Se estima sin embargo que un millar de soldados dejaron el país buscando refugio en Colombia.
Dos meses después de aquel episodio, dio comienzo lo que en palabras de Guaidó es la “fase final” de la Operación Libertad.
Comenzó este 29 de abril con un nuevo llamado a civiles y militares a sumarse a una gran movilización sostenida que termine con el gobierno de Nicolás Maduro.
¿Por qué no tuvieron éxito?
Aún no se sabe cómo terminará esta “fase final” promovida por Guaidó, pero analistas encuentran que los anteriores cuatro episodios no tuvieron éxito por diferentes motivos.
Las razones van desde los defectos propios de los liderazgos de oposición hasta la férrea manera con la que el gobierno venezolano impone orden en sus calles.
El analista y asesor político brasileño Amauri Chamorro indica que no se puede ignorar que el chavismo tiene experiencia acumulada tras sobrevivir “al golpe de 2002, la huelga petrolera y guarimbas muy violentas”.
“La derecha no tiene el apoyo de las fuerzas armadas venezolanas como la prensa internacional quiere creer. Lo mismo ocurre con el apoyo popular”, sostiene Chamorro, quien fue asesor del expresidente ecuatoriano Rafael Correa.
El entrevistado señaló a BBC Mundo que Guaidó comete los mismos errores del pasado al cambiar en los últimos días su “llamado a la familia” para volver a la “máxima violencia” protagonizada por la oposición en anteriores años.
“Ha perdido mucho de los sectores que inicialmente pensaron que él podría avanzar en una agenda opositora”, afirma.
Por su parte, la analista política colombiana Sandra Borda indica que uno de los factores ineludibles para entender lo que sucedió en todos estos años es la violencia que es capaz de desplegar el gobierno bolivariano.
“Ha mostrado que no tiene ni siquiera la intención de guardar las apariencias en este aspecto“, afirmó la experta a BBC Mundo tras los enfrentamientos vistos en la frontera entre Colombia y Venezuela el pasado febrero.
Durante todos estos años, políticos contrarios a la línea chavista denunciaron intensas persecuciones políticas, detenciones arbitrarias, torturas y censura a los medios, entre otras acusaciones.
Entre los factores que se pueden atribuir a la oposición, Borda destaca que no haya logrado en ningún momento fracturar o hacer tambalear la lealtad del grueso de las fuerzas armadas durante todo este tiempo.
Pese a numerosos llamados de Guaidó y otros líderes opositores, hasta ahora no se logró el que parece ser uno de los puntos clave para el triunfo de la Operación Libertad: que los militares se cambien de bando.