Por Escarlin Pozo.- El recuerdo de una madre siempre queda latente en el interior de un hijo. Y en ciertos momentos de la vida, según el valor de determinados acontecimientos, el rostro de quien dio la vida golpea fuertemente muy adentro de los pensamientos.
Así fue el caso del exjugador profesional de béisbol dominicano, David Ortiz, quien este domingo, cuando pasó a la inmortalidad, solo recordaba a su madre: doña Angela Rosa Arias.
Deseó una y otra vez su presencia en este gran día. Solo pensaba qué tan grande habría sido su felicidad al verlo alcanzar este gran logro profesional: ingresar al Salón de la Fama de Cooperstown.
En más de una ocasión, David mencionó a su madre, quien llevaba por apodo “La Niña”. Su semblante inmediatamente cambiaba. Se mostraba un poco entristecido, y a veces muy apesadumbrado, en medio de tanta felicidad.
Durante el evento que reunió una gran fanaticada, unas 10,000 personas, el “Big Papi” reveló que al momento de escribir su discurso se afligía al pensar en su madre.
“Al preparar este discurso, incluso esta mañana ensayando, lloraba cuando hablaba de mi madre”, exteriorizó Ortiz durante la rueda de prensa luego de su exaltación.
La madre de David tenía 46 años cuando falleció en un accidente de auto en enero del 2002.
Sobre la exaltación de David Ortiz
Ortiz se convirtió este domingo en el cuarto dominicano en entrar en el Salón de la Fama, tras Juan Marichal (1983), Pedro Martínez (2015) y Vladimir Guerrero Jr. (2018).
Con 77.9 % de los votos emitidos por la prensa autorizada, el “Big Papi” consiguió su entrada a la inmortalidad.