Las víctimas de la esclavitud moderna han aumentado en diez millones en los últimos cinco años y son al menos cincuenta millones, según nuevas estimaciones difundidas este lunes por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que afirma que más de la mitad de los trabajos forzados se encuentran en países de renta media alta y alta.
En ese mismo grupo de países se registra una cuarta parte de todos los matrimonios forzados, que son considerados como la segunda ategoría más grande de esclavitud moderna, definida como forma de explotación a las que una persona no pude negarse o abandonar, debido a amenazas, violencia, engaño o abuso de poder.
Así, del total de víctimas de la esclavitud contemporánea, 28 millones realizan trabajos forzados y 22 millones están en matrimonio a los que fueron obligadas, lo que representa 6.6 millones de víctimas más en esta categoría que en 2016.
No obstante, la OIT cree que la verdadera incidencia de ese fenómeno en particular cuando involucra a niñas menores de 16 años es mucho mayor de lo que las estimaciones pueden captar.
En números absolutos hay más mujeres en matrimonios forzados en Asia y el Pacífico, pero si se tiene en cuenta el tamañao de la población de cada región, hay más que en los países árabes.
A pesar de lo que pueda creerse los países ricos no son inmunes a este flagelo, pues allí se registra el 26% de los casos.
Trabajos forzados en países ricos
Tampoco son ajenos al trabajo forzado, que en más de la mitad de casos tiene lugar en países donde los ingresos son medianos, altos y altos, un tipo de abuso que se concentra en la economía privada (86%) y que en el 23% son víctimas de explotación sexual comercial forzosa.
Por sectores, el trabajo forzado está presente en prácticamente todos y los adultos sojn mayormente explotados en los servicios, al industria de manufactura, la construcción, la agricultura y el tabajo doméstico. En menor medida las víctimas deben trabajar en la búsqueda de minerales y en canteras, o en buques pesqueros.
También se encuentran en este grupo los que son obligados a mendigar en las calles y los que son forzados a realizar actividades ilícitas.
Sin embargo, algunos estados también imponen formas de trabajo forzado (un 14% del total o 3.9 millones de personas), en su mayoría a hombres (78%) y en el 8% de casos a niños.
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Las categorías más comúnes son el trabajo forzado en las prisiones, el reclutamiento militar abusivo o la obligación de trabajar con la justificación de la necesidad de impulsar el desarrollo económico del país o de una comunidad.
Los niños son el 12% (3.3 millones) de los trabajadores forzados, pero se teme que por la dificultad que hay para recoger datos esta cifra sea solo la punta del iceberg.
La pandemia agudizó el problema
La pandemia del covid-19 tuvo que ver con el agravamiento de la situación, ya que afectó los ingresos, en particular de los más pobres, y obligó a muchos trabajadores a endeudarse, lo cual estuvo acompañado de un aumento de la servidumbre por deudas para aquellos que que no tenían forma de acceder a un crédito formal.
Los migrantes son una categoría muy vulnerable al trabajo forzado, aunque el informe no ofrece estimaciones de las proporción de trabajadores forzados que ésos representan. Esta sitación está alentada por la migración irregular, en la que la persona no tiene protección legal.
De manera concreta, la OIT plantea que para emprender el camino hacia el fin de la esclavitud moderna hay que hacer cumplir mejor las leyes y sobre todo las inspecciones de trabajo, así como reforzar las medidas para eliminar el trabajo forzozo y la trata de personas en las empresas y cadenas de suministros.
La solución pasa también porque los empleadores respeten plenamente los derechos de los trabajadores, en particular el de sindicarse, y por ofrecer a las víctimas uan protección y soluciones de largo plazo.
Del lado de matrimonio se plantea elevar la edad legal para contraer matrimonio a los 18 años, sin excepciones.
EFE