Como si de un gran concierto de rock se tratase, Hyde Park se llenó este lunes de decenas de miles de personas para seguir por pantallas gigantes el funeral de Isabel II y la procesión fúnebre por Londres, en un ambiente que mezcló la solemnidad más absoluta con las “buenas vibraciones” de un país unido en torno a su fallecida monarca.
Escenario habitual de eventos multitudinarios, el popular parque londinense acogió a familias de picnic, veteranos de guerra luciendo medallas, hippies o jóvenes estudiantes vestidos de riguroso luto, a muchos de los que no pudieron o no quisieron guardar largas horas de cola en los últimos días para desfilar por la capilla ardiente de Westminster.
“Hay tantas buenas vibraciones, tantos buenos sentimientos hacia todo el mundo, toda la gente es amable, tranquila y respetuosa con el prójimo”, señala a EFE Emily, a quien no es difícil imaginar, con sus “piercings” y “rastas” verdes, en una manifestación antisistema o una protesta ecologista de Extinction Rebellion.
No obstante, se ha metido cuatro horas y media de tren para viajar desde Stoke-on-Trent a Londres “en un día como el de hoy”, en el que dice sentirse “orgullosa” de su país por la respuesta que está dando la ciudadanía ante el fallecimiento de Isabel II.
Quizá no sea una admiradora de la familia real británica, de la llamada “Firma”, sino que subraya que quiere “celebrar la monarquía de nuestra reina” y recordar “todo lo bueno que ha hecho por nuestro país”: “Está bien decirle adiós, presentar nuestros respetos”.
Emily representa la heterogeneidad de la multitud que se dio hoy cita en Hyde Park y alrededores, donde tal vez había más “isabelistas” que monárquicos, de una comunidad deseosa de compartir una jornada histórica, dolorosa y, a la vez, festiva.
“Venimos del sur de Gales, cerca de Cardiff, después de tres horas de tren y una hora cruzando Londres a pie para estar con toda esta gente extraordinaria”, celebra Robert, quien sirvió en el Ejército durante 25 años.
Pero quiere despedirse de su “fallecida reina” y regresar a casa después con la familia: “Es un día bastante sombrío, no se presta a las visitas turísticas, es, realmente, un día para recordar 70 años fantásticos”, agrega este exmilitar en referencia a longevidad de la monarca en el trono.
Los puestos de comida, el buen tiempo o esas “buenas vibraciones” sí que retrasaron la marcha de otros visitantes que acamparon en el césped para disfrutar del resto de un día que confirmó a Isabel II como un icono global, a la altura de las superestrellas que pasaron por Hyde Park.
“La reina ha sido muy especial para nosotros y como ha sido la jefa de Estado de la Commonwealth y de este país, nosotros aplaudimos todo lo que ha hecho, por eso venimos a presentar nuestros últimos respetos”, asegura Fommy, británica de origen nigeriano.
Ha venido a Hyde Park con varios familiares y dos sobrinos pequeños, a quienes les hace especial ilusión ver las ofrendas florales depositadas en el parque en los últimos días, y el paso de “la reina en el ataúd”, apostilla.
La festividad de esta familia contrasta con la seriedad de Joe y Louise, madre e hija que visten riguroso luto y se prestan a hacer declaraciones solo hasta que empiece la retransmisión del funeral, el evento que silenció completamente Hyde Park.
“Venimos de Kent -sureste de Inglaterra- y ya estuvimos aquí el pasado domingo, fuimos al Palacio de Buckingham a dejar flores y queríamos volver aquí hoy para despedirnos de nuestra maravillosa reina”, apunta Joe.
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Su hija destaca que la “atmósfera es estupenda”, lo que sugiere que “todo el país está unido”: “Sería extraño no estar aquí”, dice.
“Seguiremos dando vueltas por ahí, disfrutando del ambiente, no vivimos demasiado lejos así que nos gusta venir para pasar tiempo con la gente”, concluye Louise.
EFE