La Flota rusa del mar Báltico anunció este sábado el inicio, el próximo invierno, de “decenas de importantes ejercicios” en el exclave de Kaliningrado, es decir que no comparte fronteras con el territorio ruso continental, en plena crisis por la invasión a Ucrania. El territorio es un lugar particularmente delicado porque, geográficamente, se encuentra entre Lituania y Polonia, países que colaboran con Ucrania.
Estos ejercicios, según un comunicado recogido por Interfax, contarán con la participación de “unidades de aviación, fuerzas de defensa aérea, tanques y fusileros motorizados”, hizo saber el servicio de prensa de la flota.
Se trata de “ejercicios a gran escala de varios niveles” en los que participará “el reciente refuerzo del cuerpo de Ejército con una nueva división de fusileros motorizados”. El Ejército ruso informó en su momento de que la nueva división fue una respuesta al aumento de la actividad de la OTAN cerca de las fronteras de Rusia.
De hecho, esta misma semana las autoridades polacas habían destacado la necesidad de levantar una valla “debido a la amenaza existente desde la zona de Kaliningrado”, tras acusar a Rusia de estar preparando, junto a Bielorrusia, una “ola migratoria artificial” en represalia por su respaldo a Kiev, según denunció en su momento el ministro de Defensa de Polonia, Mariusz Blaszczak.
Por su parte, la OTAN advirtió de que cazas rusos sobrevolaron el jueves de esta semana buques de la Alianza en el mar Báltico, de manera “peligrosa y no profesional”.
Los aviones rusos se aproximaron a los barcos a una altitud de 300 pies (91 metros) y una distancia de 80 yardas (73 metros) sin que sus pilotos respondieran a las comunicaciones, indicó la Alianza Atlántica en un comunicado.
“En la mañana del 17 de noviembre, dos aviones de combate rusos se acercaron de forma poco segura y poco profesional al Grupo Marítimo Permanente de la OTAN 1 (SNMG1), que realizaba operaciones de rutina en el Mar Báltico”, explica el comunicado.
“Los pilotos rusos no respondieron a las comunicaciones de consulta permanente de las fuerzas aliadas y sobrevolaron a una altitud de 300 pies y una distancia de 80 yardas”, añadió.
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La OTAN califica esa “interacción” de “insegura y poco profesional ya que se llevó a cabo en una zona de peligro conocida”, que ha sido activada para entrenamiento de defensa aérea, “y debido a la altitud y proximidad de la aeronave”.
Lo ocurrido “aumentó el riesgo de errores de cálculo, errores y accidentes”, añadió la Alianza.
“Las fuerzas de la OTAN actuaron de manera responsable, realizando su misión, en pleno cumplimiento de las normas internacionales aéreas y marítimas”, precisa el comunicado.
La Alianza avisó que “responderá adecuadamente a cualquier interferencia con la actividad legal de la OTAN en el área que ponga en peligro la seguridad de nuestras aeronaves, barcos o sus tripulaciones”.
Por último, precisó que “no busca la confrontación y no representa ninguna amenaza”.
(Con información de Europa Press y EFE)