Nuestro vasto y dinámico planeta aún alberga lugares inexplorados con plantas y animales nunca antes registrados. Pero este año, siguieron los hallazgos que acaban de resumirse en un documento de la Academia de Ciencias de California. Los científicos obtuvieron nuevos datos en seis continentes y tres océanos, trabajando en escenarios como picos de montañas aisladas hasta cientos de pies bajo la superficie del océano.
Así, durante este año, los investigadores agregaron 146 nuevas especies de animales, plantas y hongos al árbol de la vida, enriqueciendo nuestra comprensión de la biodiversidad de la Tierra y fortaleciendo nuestra capacidad para regenerar el mundo natural.
Estas nuevas descripciones que acaban de incorporarse incluyen 44 lagartijas, 30 hormigas, 14 babosas de mar, 14 plantas con flores, 13 estrellas de mar, 7 peces, 4 escarabajos, 4 tiburones, 3 polillas, 3 gusanos, 2 escorpiones, 2 arañas, 1 líquenes, un sapo, un almeja y un pulgón. Más de una docena de científicos de la Academia, junto con varias docenas de colaboradores internacionales, han sido los responsables de establecer sus descripciones.
“Como hemos visto en la última Conferencia de Biodiversidad de las Naciones Unidas (COP15), la ciencia de la biodiversidad está a la vanguardia de la acción de conservación global y es clave para unificar a las naciones y equiparlas con las herramientas y la información necesarias para revertir la extinción de especies. Al descubrir y documentar nuevas especies, podemos contribuir a este objetivo histórico y garantizar que nuestro mundo natural siga siendo rico y diverso para las generaciones venideras” indicó la viróloga y jefa de ciencia de la Academia, Shannon Bennett.
Las estrellas entre las novedades
El investigador asociado de la Academia, Aaron Bauer, agregó 28 geckos (reptiles) al género Bavayia, más del doble de la cantidad de especies conocidas dentro del género de 13 a 41. Bavayia jourdani es un grupo de pequeños geckos de bosque de las montañas de Nueva Caledonia, son especies caracterizadas por marcas marrones y blancas bastante neutras. “Aunque todas las especies dentro del género parecen bastante similares físicamente, descubrimos que, de hecho, son genéticamente distintas”, afirmó Bauer.
A diferencia de muchas variantes insulares relacionadas, que tienden a diferenciarse físicamente unas de otras a medida que se adaptan a diversos hábitats y recursos, Bavayia jourdani experimentó un proceso evolutivo llamado radiación no adaptativa, en el que las especies se diversifican genéticamente pero mantienen rasgos físicos similares. “Casi todas las montañas de Nueva Caledonia albergan una especie única de Bavayia, y estos hábitats comparten muchas de las mismas condiciones. El resultado son varias especies que a menudo son casi indistinguibles entre sí” siguió Bauer.
Julie Kierstead, por su parte, se topó con la cebolla en Minnesota recién descrita en un viaje en helicóptero a través de las montañas Klamath de California en la primavera de 2015. “El piloto decidió dejarnos en la montaña de Minnesota durante una media hora más o menos. Estábamos realmente en el medio de la nada” recordó Kierstead.
Cuando salió a la cumbre aparentemente poco interesante de rocas sueltas y pequeños arbustos, notó una especie desconocida de allium, el grupo de plantas con flores que incluyen cebollas, ajos y chalotes. Después de cuatro años de buscar una segunda población en la cordillera de Klamath, el socio de investigación de Kierstead descubrió un pequeño parche de la especie no identificada en la cima de la cercana montaña Salt Creek.
“Hasta donde sabemos, la cebolla de montaña de Minnesota solo se puede encontrar en estos dos picos vecinos. Claramente la favorece este hábitat específico” afirmó Kierstead. Ambos picos están ubicados dentro de un microclima con mayor precipitación que el de la región circundante, que está cada vez más plagada de incendios forestales que benefician a la especie. Debido a que vive en un hábitat tan restringido, cualquier cambio en su entorno, desde un evento climático severo hasta un brote de enfermedad, podría llevar a la extinción a la especie nueva para la ciencia.
Por su parte, fue un año histórico para el Curador de Zoología de Invertebrados de la Academia, Terry Gosliner, quien celebró 40 años con el Instituto de Ciencias de la Biodiversidad y Sostenibilidad de la Academia, descubrió 14 babosas marinas nuevas para la ciencia de la región del Indo-Pacífico. Gosliner ha descrito alrededor de una cuarta parte de todas las babosas de mar conocidas por la ciencia, y últimamente se ha centrado en especies más pequeñas y difíciles de encontrar.
Con un centímetro y medio de largo, Goniobranchus fabulus, cuyo nombre se traduce como “arveja pequeño”, es la especie más grande en el grupo de babosas marinas de este año.
Otras especies, como el diminuto Murphydoris adusta, miden tan solo 2 milímetros de largo. Gosliner y su equipo realizaron su investigación con el Centro de Genómica Comparada (CCG), el laboratorio interno de la Academia para genómica y secuenciación de ADN. Para él, el CCG no es solo un espacio de trabajo dinámico para probar nuevas técnicas, sino un sitio de capacitación colaborativa para albergar a investigadores y estudiantes de todo el mundo: “Se necesita una comunidad global para desarrollar una comprensión de la biodiversidad”, afirmó.
En tanto, este año, el curador emérito de botánica Frank Almeda, y el investigador asociado de la Academia, Ricardo Pacifico, describieron varias especies nuevas de plantas con flores de los picos irregulares del Campo Rupestre de Brasil. Conocida por las temperaturas extremas, los vientos fuertes y los suelos deficientes en nutrientes. Esta ecorregión montañosa de matorrales y afloramientos rocosos es un paisaje aparentemente árido. Pero es debido a estas duras condiciones que los científicos continúan haciendo nuevos descubrimientos de especies.
Estas fuertes presiones ecológicas han llevado a la vida a adaptarse a este entorno severo de maneras únicas, lo que ha dado como resultado una gran cantidad de vida vegetal que no se encuentra en ningún otro lugar de la Tierra.
Pacifico se encontró con Microlicia prostrata, un arbusto de flores amarillas, en un pico remoto que nunca antes había sido examinado por botánicos. “Los arbustos en la cumbre tenían menos de medio metro de altura. Era como caminar por un jardín” comentó Pacifico.
A medida que las temperaturas globales continúan aumentando, las poblaciones de plantas, particularmente aquellas que se han adaptado a rangos de temperatura estrechos, se ven obligadas a migrar a regiones más frías en elevaciones más altas. Pero para las plantas amantes de los picos como M. prostrata, no queda ningún lugar donde moverse.
Los estudiantes Harper Forbes y Prakrit Jain, descubrieron dos escorpiones nuevos para la ciencia con la ayuda de la Curadora de Aracnología de la Academia, Lauren Esposito. Los científicos en ciernes primero notaron las especies no identificadas en iNaturalist, y pronto fueron al campo para encontrarlas, recolectarlas y eventualmente describirlas. Paruroctonus soda y Paruroctonus conclusus son pequeños escorpiones que habitan en el desierto de los lechos de lagos secos y salados del centro y sur de California.
Si bien P. soda habita en tierras protegidas por el gobierno federal, P. conclusus solo se puede encontrar en una estrecha franja de tierra desprotegida, de aproximadamente una milla de largo y solo unos pocos pies de ancho en algunos lugares, lo que hace que toda la especie sea altamente vulnerable a las amenazas provocadas por humanos.
“Toda la especie podría desaparecer con la construcción de una sola granja solar, mina o urbanización. Mapear la biodiversidad de un área determinada puede ayudar a construir el caso de por qué esa tierra debe protegerse” afirmó Forbes. Para los científicos, los administradores de la conservación y las crecientes comunidades de observadores de la vida silvestre en plataformas como iNaturalist, estas especies recientemente descritas brindan una mejor comprensión de la biodiversidad de California.
En materia de peces, los investigadores de la Academia describieron siete especies este año. En asociación con el Instituto de Investigación Marina de Maldivas (MMRI) y la Universidad de Sydney como parte de la iniciativa Hope for Reefs de la Academia, el Curador de Ictiología de la Academia, Luiz Rocha presentó el pez hada con velo de rosa, uno de los primeros especies que se nombrarán en el idioma local Dhivehi (“finifenmaa” que significa “rosa”, un guiño tanto a sus tonos rosados como a la flor nacional de la isla).
“Siempre han sido los científicos extranjeros los que han descrito las especies que se encuentran en las Maldivas sin mucha participación de los científicos locales, incluso aquellas que son endémicas de las Maldivas”, explicó el coautor del estudio y biólogo del MMRI, Ahmed Najeeb. Esta vez es diferente, especialmente lo es haber tenido la oportunidad de trabajar junto a los mejores ictiólogos en una especie tan elegante y hermosa”.