Tres días después del mayor asalto contra la democracia en Brasil por parte de bolsonaristas radicales, las autoridades reforzaron la seguridad ante la amenaza de nuevas protestas, mientras se espera la inminente entrada en prisión de Anderson Torres, exjefe de Seguridad del Distrito Federal (DF), un estrecho aliado de Jair Bolsonaro.
“Determinamos medidas para reforzar la seguridad en todo el país debido a que están circulando invitaciones a nuevas manifestaciones”, comentó el ministro de la Presidencia, Rui Costa.
En rueda de prensa, Ricardo Cappelli, interventor de seguridad publica, aseguró: “Los actos del domingo no se van a repetir”.
Por su parte, el juez del Supremo Tribunal Federal (STF) Alexandre de Moraes prohibió el bloqueo del tránsito en todo el país y ordenó prisión contra todos aquellos que desobedezcan la orden.
También fueron destituidos 13 uniformados presentes en la invasión de la sedes de los tres poderes y que fueron designados por Torres, quien fue ministro de Justicia de Bolsonaro y le secundó en su campaña de descrédito del sistema electoral, uno de los principales motivos del asalto del domingo.
De vacaciones en Florida
Torres está de vacaciones en Orlando, EE.UU., la misma ciudad a la que viajó Bolsonaro para evitar ponerle la banda presidencial a su enemigo político el pasado 1 de enero. Nombrado por Bolsonaro como secretario de Seguridad del DF el pasado 2 de enero y, tras destituir a buena parte de su equipo, Torres se marchó después al extranjero dejando un vacío enorme en la seguridad.
Después de un pedido de detención emitido por el juez De Moraes, el exministro anunció el martes que volverá a Brasil para enfrentarse a las acusaciones, cosa que podría concretarse este miércoles o jueves, según la prensa local.
De Moraes consideró que la conducta de Torres fue “gravísima” y puso en riesgo la vida del presidente y de otros políticos.
Lula, reforzado
Pero, según los expertos, la imagen de Lula, de 77 años, descendiendo la rampa del Palacio de Planalto junto a las máximas autoridades del país un día después del asalto simbolizó la unión de la democracia frente a un Bolsonaro cada vez más acorralado.
La reacción conjunta de todos los poderes fortalece, dicen los analistas, como jefe de Estado a Lula, quien inmediatamente decretó una intervención federal y recibió un inmenso apoyo internacional.
“Creo que como las autoridades están respondiendo rápidamente y con rigor a la situación, después de este primer momento, la situación volverá a la normalidad. Tal vez, incluso, con algún refuerzo en la gobernabilidad del actual presidente”, explicó un empresario a Valor.
Otro banquero citado por el medio comentó que la ola de violencia crea inestabilidad a corto plazo, pero puede terminar siendo positivo para Lula porque refuerza la tesis de que él fue la mejor solución democrática. “Esto puede acercar a los actores de centro-derecha no radicales. A mediano y largo plazo, quizás fue una oportunidad de ganancia y pacificación para el actual gobierno”, explicó.
Tras los incidentes, Lula intenta enviar una imagen de normalidad. Este miércoles publicó varios mensajes sobre sus planes del día y una foto trabajando con su ministro de Educación.
“Bolsonaro estimula a sus seguidores”
Mientras tanto, Bolsonaro recibió el alta del hospital AdventHealth Celebration, en Florida, en el que ingresó el lunes tras sufrir fuertes molestias abdominales. El vicefiscal Lucas Rocha Furtado ha pedido bloquear las cuentas bancarias del ultraderechista en el marco de la investigación sobre los actos de vandalismo del domingo.
El martes, el exmandatario compartió en las redes un contenido que decía que Lula no fue elegido por el pueblo, sino por el servicio electoral junto con los ministros de la Corte Suprema y del Tribunal Superior Electoral.
La publicación, que era el extracto de una entrevista a un abogado del estado de Mato Grosso do Sul, se hizo viral rápidamente y fue eliminada después.
“Publicó un contenido que promocionaba el golpe y, horas después, lo borró. Esto fue suficiente para estimular a sus seguidores que destrozaron el Congreso, el Palacio del Planalto y el Supremo Tribunal Federal y ya se están organizando en las redes sociales para otra ola violenta este miércoles”, escribió el periodista Leonardo Sakamoto.
Sakamoto consideró que el post “aun con la cobardía de haber sido borrado, era un mensaje explícito considerando el contexto” actual.