El inicio del Gobierno del presidente Luis Abinader estuvo marcado por grandes obstáculos, empezando porque se juramentó como jefe de Estado en medio de la pandemia por COVID-19, las arcas vacías, estancamiento de la economía y obligado a endeudarse para poder atender la salud, sustentar programas de subsidios a desempleados, vulnerables y mantener encendido el aparato productivo.
Con todas estas condiciones adversas tuvo que iniciar su gestión, el 16 de agosto del 2020, rodeado de un equipo de funcionarios que, en su mayoría, desconocían la operatividad de la Administración Pública.
En un escenario incierto tuvo que reaccionar a cada situación para evitar el desplome total de la economía del país.
Esta realidad implicó un endeudamiento histórico en pleno inicio de la gestión presidencial del Partido Revolucionario Moderno (PRM), en 2020, exigiendo a las autoridades endeudarse para poder mantener el país a flote, con la creación de nuevos programas sociales y el reforzamiento de los que ya existían.
Otra batalla de gestión y de costo tuvo que afrontar para poder adquirir las vacunas contra el coronavirus, donde las grandes potencias acaparaban las dosis de producción de las grandes farmacéuticas.
Abinader aprobó la compra de dos millones de vacunas contra el coronavirus, lo que conllevó un monto de US$22,889,280, en octubre del 2020.
La segundo inversión para vacunas fue en noviembre de ese mismo año, donde el gobierno contrataba 10 millones de vacunas de AstraZeneca. De los US$40 millones que costaron, RD$8 millones fueron aportados por el sector privado.
Pese a los obstáculos de su primer año, Abinader pudo ir superando esta situación, tanto así que se llevó felicitaciones de la Organización Mundial de la Salud (ONU), por el manejo de su gobierno frente a la pandemia provocada por el virus, invitándolo además, a compartir la experiencia dominicana como modelo de éxito mundial.
GUERRA DE UCRANIA-RUSIA
Luego, cuando quizás se podía empezar a ver una luz al final del túnel, el Gobierno tropezó con las consecuencias de la guerra Ucrania- Rusia. Esto rompió las cadenas de suministros, manteniendo en tensión los mercados energéticos, los de divisas y también mantuvo alterados los flujos de comercio mundial, impactando a la República Dominicana y el resto del mundo.
Esto provocó alzas en los precios de los combustibles, se disparó la inflación y productos de consumo masivo y de la construcción.
De acuerdo a la Asociación de Productores y Constructores de Viviendas (Acoprovi) el metro cuadrado de construcción se disparó en un15%.
En ese sentido, aprobó una serie de medidas dedicadas a enfrentar los niveles inflacionarios internacionales más altos de los últimos 14 años, desde que en 2008 la inflación interanual en República Dominicana llegó al 14%.
De acuerdo a lo expresado por el propio presidente Luis Abinader, se destinaron 42 mil 800 millones de pesos en subsidios, especialmente para los combustibles, el arroz y el trigo, así como la aplicación durante seis meses del 0% a los aranceles de los productos más importantes de la canasta básica, que momentáneamente la producción nacional no podía cubrir, para proteger las clases trabajadoras y que la situación mundial afecte lo menos posible al país.
De no haber subsidiado el combustible, dijo Abinader en ese momento, la inflación habría aumentado el 6% anual.
Otras medidas tomadas fueron, según relata la Presidencia, mantener los subsidios focalizados con los programas especiales del Inespre con la instalación de más mercados populares, llegando a duplicar las bodegas de venta directa de productos; aumento de las transferencias a la tarjeta Supérate, incremento del subsidio del Bono Gas y ampliación de las raciones de alimentos en los Comedores Económicos, entre otras.
HURACÁN FIONA
La crisis pospandemia y la situación provocada por la guerra entre Rusia y Ucrania dejaron consecuencias no deseadas en la economía del país y del mundo. En medio de todo esto, la tormenta Fiona causó estragos en el país, provocando múltiples daños que conllevaron la intervención del gobierno, principalmente en la zona Este.
Desde el Estado se informó que se invirtieron más de RD$19,000 millones para remediar todo el daño causado por Fiona, junto a otras medidas que contemplan otros montos.
En ese momento, septiembre 2022, el gobierno declaró “zona de desastre”, a través del decreto 537-22, ocho provincias del Este y Nordeste, en primera instancia: La Altagracia, La Romana, El Seibo, Samaná, Hato Mayor, María Trinidad Sánchez, Duarte y Monte Plata.
Luego fueron incluidas San Pedro de Macorís, Santo Domingo, La Vega y Santiago después de realizar levantamientos en las demarcaciones.