El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, recibirá por primera vez el jueves en la Casa Blanca a su homólogo colombiano, Gustavo Petro, para hablar de migración y lucha antidroga en un momento en el que el exguerrillero busca la “paz total”.
“Colombia es un aliado clave de Estados Unidos” y durante la reunión ambos dirigentes abordarán temas de “interés nacional mutuo”, afirmó la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, en un comunicado en el que informa del encuentro.
“Agradezco al presidente de Estados Unidos su invitación. Es un momento clave para reforzar la relación y cooperación mutua entre ambos países, no solo en la lucha contra el narcotráfico sino en la protección de la Amazonia, el cambio climático y el desarrollo rural”, señaló Petro en su cuenta de Twitter.
Washington será el último destino en Estados Unidos de un viaje que le llevará a Nueva York, para asistir en la sede de la ONU a la 22º Sesión del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas, y a San Francisco, concretamente a la Universidad de Stanford.
A la capital estadounidense llegará el martes, y al día siguiente pronunciará un discurso en la sede de la Organización de los Estados Americanos (OEA), a la que ha criticado abiertamente en más de una ocasión pidiendo incluso su reforma.
También se reunirá con políticos y empresarios, pero el plato principal será el encuentro con Biden en el Despacho Oval de la Casa Blanca.
Según la portavoz Karine Jean-Pierre tienen mucho de que hablar: cooperación económica y de seguridad, lucha contra el cambio climático y el narcotráfico, desafíos migratorios, valores democráticos y derechos humanos y laborales.
– “Un hito importante” –
En un comunicado en Twitter, la presidencia de Colombia lo considera “un hito importante” y “una oportunidad única para reafirmar la sólida alianza” en “un ampliado y reformado marco de cooperación y amistad”.
Y es que el primer gobierno de izquierda en la historia del país sudamericano tiene una “nueva visión” que “modifica” la relación sin dejar de ser “aliados de verdad”, como dijo en Washington a finales de marzo el ministro de Relaciones Exteriores colombiano Álvaro Leyva.
Petro, un exguerrillero y exsenador que el próximo miércoles cumplirá 63 años, ha llegado al poder con ganas de cambios y algunos de ellos no son del agrado de Washington.
Como por ejemplo sus planes de reforma del modelo de guerra contra las drogas -respaldado por Estados Unidos- para hacer hincapié en el consumo y no tanto en la producción.
A mediados de marzo el jefe de la diplomacia estadounidense para América Latina y el Caribe, Brian Nichols, consideró “muy difícil” que el plan antidroga de Petro tenga éxito si no erradica cultivos, aunque presumió de “un diálogo sólido” con el gobierno colombiano sobre la lucha contra los estupefacientes.
La reforma de Petro forma parte de una estrategia que persigue traer una “paz total” a Colombia después de seis décadas de violencia.
Para ello se dispone a lanzar una mesa de diálogo con el Estado Mayor Central (EMC), la facción más grande de disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la exguerrilla que firmó un acuerdo de paz histórico en 2016.
También está inmerso en negociaciones con la guerrilla Ejército de Liberación Nacional (ELN), surgida en 1964 y que ha mantenido negociaciones de paz frustradas con cinco gobiernos.
Este viernes, días antes de su llegada, la Oficina federal de Investigación (FBI) estadounidense incluyó a Wilver Villegas-Palomino, miembro de “alto rango” del ELN, en su lista de las diez personas más buscadas, debido al narcotráfico.
– Venezuela –
A nivel internacional los dos países chocan especialmente sobre Venezuela, dirigida por Nicolás Maduro, a quien Washington no reconoce como mandatario por considerar fraudulenta su reelección en 2018.
Tras su llegada al poder Petro ha restablecido relaciones con Maduro, después de tres años de ruptura diplomática, y auspicia una conferencia en Bogotá para el 25 de abril en la que una quincena de países, incluido Estados Unidos, intentarán impulsar la reanudación del diálogo político entre el gobierno de Maduro y la oposición en México.
Más allá de las diferencias, los dos países se sintonizan en temas cruciales como la migración y la lucha contra el cambio climático.
Colombia, que acoge a más de 2,5 millones de venezolanos, quiere celebrar cuanto antes una conferencia migratoria latinoamericana y otra sobre la interconexión eléctrica desde la Patagonia hasta Alaska, para llevar al Norte electricidad generada con métodos de producción de energías limpias.