Internacional._ La emoción ha sido casi siempre el factor humano, que diferencia a un humano de los robots y en las películas las máquinas siempre caen en la trampa y se delatan, porque no demuestran ninguna emoción.
Pero ¿qué pasará a partir de ahora? ¿Qué será del humano, cuando las inteligencias artificiales lo sean todo? ¿Qué prueba vamos a inventar para detectarlas?
Aquí 4 rasgos exclusivos de los humanos, que resultan imposibles para la inteligencia artificial imitar:
- La generación espontánea
Uno de los aspectos destacables que nos separa a los humanos de las inteligencias artificiales es la generación espontánea de acciones y de conocimiento. Denominado: El impulso.
El ser humano es un ser espontáneo, creador del todo. Una persona puede despertar un día e imaginar una idea, una historia o un poema, un pensamiento creativo. A partir de la historia personal, el ser humano crea nuevo conocimiento, nuevas historias y nuevas experiencias.
No hay inteligencia artificial que genere conocimiento o realice acciones espontáneamente.
2. La regla de la ética
Esto nos lleva a la segunda gran diferencia: la ética. La inteligencia artificial y las máquinas no tienen ética per se, hay que inculcársela. Ellas sólo siguen parámetros preestablecidos, reglas claras y precisas de lo que deben hacer.
El ser humano dispone de un reglamento (Constitución, leyes, religión, etc.) de lo que debe hacer, y también tiene claro lo que no debe hacer. Pero la ética es más que un reglamento, va más allá de una guía.
3. La intención solo puede ser humana
Otro aspecto importante es la intención, y la intención de la acción humana está intrínsecamente relacionada con la moralidad.
En su libro “Intención”, la filósofa Elizabeth Anscombe argumenta que la intención no puede reducirse a meros deseos o estados psicológicos internos.
Anscombe sostiene que la intención es una característica esencial de la acción y que está intrínsecamente relacionada con la responsabilidad moral. Así que no se puede separar la intención de la acción en sí misma al determinar si un acto es moralmente correcto o incorrecto.
4. Sin remordimientos, ni problemas psicológicos
Es casi provocador preguntar cuáles son las diferencias y no cuáles son las similitudes.
Las diferencias son claras. Las IA no tienen experiencias. No tienen historia. No tienen psicología ni problemas psicológicos. No tienen remordimientos de sus actos (aspecto fundamental del apartado de ética y moral). No aman ni son amadas. No sufren ni sienten dolor. No tienen opinión propia, porque nada les es propio.
BBC News