A sus 77 años, la cantante y actriz Cher muestra una vitalidad que ella atribuye a decisiones conscientes sobre su bienestar tomadas hace décadas. La artista, cuyo nombre completo es Cherilyn Sarkisian, detalló cómo un cambio en sus hábitos alimenticios y de estilo de vida en 1991 ha influido en su salud actual. Consultó al nutricionista deportivo Robert Haas para desarrollar un programa de bienestar, lo que resultó en un cambio significativo en su régimen alimenticio y actividad física.
Cher eliminó el queso de su dieta, citando su alto contenido en grasa y colesterol, y redujo drásticamente el consumo de leche, optando por versiones descremadas. Cambió el arroz blanco por arroz integral y satisface sus antojos de dulces con frutas como nectarinas, plátanos y papaya. Su régimen también incluye cereales integrales, legumbres y verduras. Estas elecciones dietéticas reflejan los principios de la “dieta Harvard”, que según Lilian Cheung, nutricionista de la Escuela de Salud Pública de Harvard en declaraciones a CNBC, se centra en el consumo de alimentos ricos en nutrientes y bajos en grasas y azúcares.
En cuanto a su actividad física, Cher se ejercita cinco veces por semana, combinando Zumba, yoga y ejercicios abdominales. Cuando no está en el gimnasio, practica surf. Además, evita el consumo de sustancias perjudiciales: no toma café, casi nunca bebe alcohol y se abstiene de drogas y carne roja.
La cantante también sigue una rutina de cuidado de la piel que incluye productos de marcas como Dra. Barbara Sturm y Jan Marini. Aunque no se enfocó en su bienestar hasta los 50 años, según reveló en una entrevista con “Into the Gloss”, su trayectoria demuestra el impacto a largo plazo de las elecciones conscientes en la salud y el bienestar.
Cher ha mencionado en varias ocasiones la influencia genética de su madre, Georgia Holt, quien falleció en 2022 a los 96 años, en su apariencia y vitalidad. Holt, actriz y cantante, que también ha mantenido una apariencia notablemente juvenil a lo largo de los años, podría haber contribuido genéticamente a la longevidad y bienestar de Cher.
La historia de Cher ofrece un caso de estudio sobre cómo las decisiones de estilo de vida pueden influir significativamente en la salud y la longevidad. Su enfoque en una alimentación equilibrada y un estilo de vida activo y libre de sustancias perjudiciales le ha permitido mantener un alto nivel de bienestar, desafiando las nociones convencionales sobre el envejecimiento.
6 secretos de bienestar de Cher
1) Alimentación saludable: Cher prefiere opciones saludables para picar, como batatas, que según ella ayudan en la pérdida de peso, mejoran la digestión y regulan el azúcar en sangre.
2) Evitar alimentos grasos: la artista se mantiene alejada de los alimentos ricos en grasas y también limita su consumo de productos lácteos. En particular, considera que el queso es perjudicial debido a su alto contenido en grasa y dificultad para digerir.
3) Variedad en ejercicios: Cher se ejercita aproximadamente cinco veces a la semana e incorpora una variedad de actividades en su rutina.
4) Sin azúcar refinado: la cantante evita el azúcar refinado y opta por azúcares naturales presentes en frutas.
5) Consumo moderado de alcohol: Cher se abstiene en gran medida de consumir alcohol y tabaco, limitando su ingesta de alcohol a solo tres o cuatro ocasiones al año.
6) Rutina de cuidado de la piel: aunque no sigue un régimen estricto de cuidado de la piel, Cher ha utilizado Retin-A durante una década para tratar el acné quístico crónico, un producto que posteriormente se descubrió que también tiene propiedades antienvejecimiento.
Estos seis pilares forman la base del enfoque de Cher hacia un estilo de vida saludable, un enfoque que adoptó con más seriedad en sus 50 años y que ha mantenido con éxito hasta la fecha.
La dieta Harvard
La “dieta Harvard” no es un régimen específico, sino más bien un conjunto de pautas alimenticias basadas en investigaciones realizadas por la Escuela de Salud Pública de Harvard. Estas pautas promueven una alimentación equilibrada y saludable, centrada en el consumo de alimentos ricos en nutrientes y bajos en grasas saturadas, azúcares y sodio. Los principios de esta dieta se enfocan en el consumo de frutas, verduras, cereales integrales y proteínas magras como pescado y pollo, así como legumbres y frutos secos.
La dieta también recomienda limitar o evitar alimentos procesados, bebidas azucaradas y carnes rojas, especialmente las que son procesadas como salchichas y embutidos. El objetivo es reducir el riesgo de enfermedades crónicas como enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer.
Es importante señalar que estas pautas son el resultado de numerosos estudios y análisis de datos epidemiológicos, y se actualizan regularmente para reflejar nuevas investigaciones en el campo de la nutrición y la salud pública.
Fuente: Infobae