Dos mujeres del sur de Texas han cosido ya más de 5.000 almohadas para hacer menos dura la espera de las familias de inmigrantes en las estaciones de autobuses del lado mexicano mientras les dan una cita para sus casos de asilo político.
Lo que Melba Salazar-Lucio, de 61 años, y su madre María Elena Salazar, de 83 años, empezaron a hacer como un pequeño acto de caridad se ha convertido en el proyecto “Almohadas de amor”, que está recibiendo donaciones de personas de todo Estados Unidos.
La historia se inició hace un año al ver la “trágica” situación de cientos de inmigrantes centroamericanos que eran librados a su suerte por la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE por sus siglas en inglés) de EEUU o estaban en espera de una cita con migración.
“Mi mami me dio la idea de las almohaditas, pensamos que esas familias tienen que viajar por cuatro días en autobuses y que de perdida cuentan con una almohada donde recargarse y donde puedan rodar sus lágrimas sobre la tela”, dijo a Efe Melba, quien reside en Brownsville (Texas).
Desde que iniciaron el proyecto no paran de recibir cartas de personas desconocidas que las apoyan con donaciones, como un cheque por 200 dólares que les llegó recientemente y les permitió comprar una máquina de coser nueva.
“Se nos había quebrado la máquina de coser y con ese dinero ya no es necesario repararla, sino que podemos comprar una nueva. Diosito nos ha abierto muchas puertas con personas que no conocemos”, comentó.
Con la nueva máquina de coser, ahora producen alrededor de 70 almohadas por noche, pero además empezaron con la confección de muñecas de trapo para los niños migrantes.
“Ya hicimos como 60 muñequitos, nos toma más tiempo, primero se las dábamos a las niñas, luego los niños empezaron a pedir, se las acurrucan entre el pelo mientras duermen sobre el puente de concreto”.
Junto con su esposo, Juan David Lucio, de 62 años, Melba está volcada en ayudar a los cientos de migrantes que permanecen esperando en el Puente de Matamoros (México), algunos de los cuales llevan semanas o incluso meses durmiendo en el piso y sin acceso a baños públicos.
“Vamos al puente donde encontraron muertos en el río al padre y su hija (Óscar Martínez y su hija Valeria), cuando me enteré de esa noticia me quedé pensando en que tengo nietos que pueden ser esa niña que murió, no creo que no se ablande el corazón al ver esas tragedias, es una injusticia lo que hacen con esa gente que no tiene ni que comer”, dijo.
Melba, quien es maestra, indicó que eso les llevó a crear la organización sin fines de lucro Team Brownsville, con la que han logrado recabar fondos para llevar comida y rentar baños para los migrantes que permanecen en Matamoros.
“Cruzamos caminando y les llevamos las bolsitas con comida, también llevamos globos, libros de pintar para los niños y la Navidad pasado les llevamos una piñata para que tuvieran un poco de alegría”, expresó.
La docente reconoció que no todos han visto con buenos ojos el proyecto de ayudar a los migrantes, pero aseguró que seguirán adelante mientras sigan las familias requiriendo de ayuda.
“No entiendo cómo hay gente que nos cuestiona por lo que hacemos, en verdad son días largos y emocionalmente desgastantes, la gente está sufriendo afuera y cuando uno llega a su casa con aire acondicionado, comida, jabón y champú para bañarse, no puedo dejar de pensar en los migrantes”, comentó.
Melba dice que no se necesita de grandes acciones para hacer cambios. Con una máquina de coser, algo de tela y relleno de algodón ha devuelto la sonrisa a cientos de migrantes que anhelan alcanzar el sueño americano.
“Sabemos que una almohada o un muñeco nos lo va a sacar del apuro, pero les puede rememorar algo de su infancia que tanto les han robado las circunstancias en sus países y las guerras, al poner sus caritas en la tela pueden pensar por un ratito en su niñez”, dijo.
Por lo pronto, Melba asegura que mientras siga habiendo migrantes que requieran ayuda, “no se dará por rendida” en su lucha por brindarles apoyo por medio de “Almohadas de amor”.