Poco ha tardado en darse a conocer la identidad del joven que ‘acaparó’, con permiso de Leonor de Borbón, el protagonismo de la recepción en el Palacio Real con motivo del Día de la Hispanidad, ayer.
Junto con varios alumnos más de la Academia General Militar de Zaragoza que han hecho pandilla con la heredera, este joven, apellidado Reinoso Lozano, apareció por sorpresa en el tradicional besamanos, causando la anécdota más simpática de cuantas sucedieron ayer. Se trata del último de los alumnos que saludó.
El Español ha publicado datos de este alumno, que ha entrado en La General por la vía académica: superar el 13 de media sobre 14 en la EVAU para poder acceder a estudiar en cualquiera de los tres ejércitos.
El mencionado alumno, alto, de cejas pobladas y facciones amables, es hijo de dos médicos: Francisco Reinoso Barbero y Teresa Lozano, ambos pediatras. El padre, doctor en Medicina por la Universidad Autónoma de Madrid, es jefe de Anestesia y Reanimación Infantil del hospital La Paz, en Madrid.
Fue fundador y Director de la primera unidad de dolor pediátrica de España y está especializado en el tratamiento del dolor agudo y crónico mediante el empleo de técnicas de bloqueo locorregional. Su mujer, Teresa Lozano, es pediatra en el Hospital Infanta Sofía de Madrid.
Ambos, padres de cinco hijas y cinco hijos, son profundamente religiosos. Viven en una zona residencial de Madrid y han llevado a sus hijos al colegio Fomento El Prado.
El único dato proporcionado por El Español que puede ‘arruinar’ el agitado debate sobre si su presencia obedecía al hecho de que mantenga una relación sentimental con Leonor, es… que tiene novia.
Tanto este joven como los otros que le acompañaban forman parte del entorno más próximo de la princesa en la AGM. La chica que les acompañaba sale en muchas de las fotos distribuidas por Casa Real sobre las actividades de la heredera en Zaragoza.
La princesa, que asistió vestida de uniforme, ta y como había prsenciado el desfile, no quiso cambiarse de indumentaria en el Palacio Real. Su padre, sí sustituyó el uniforme de capitán general del Aire por un traje civil, pero ella prefirió mantener el atuendo castrense, como homenaje a la condición que vive ahora y que culminó con la inesperada llegada de sus propios compañeros, vestidos como ella.
20m/EL MUNDO