La Asamblea Nacional francesa aprobó de forma unánime una ley para prohibir los cigarrillos electrónicos de un solo uso, en un intento de proteger a los jóvenes atraídos por sus sabores y mitigar el impacto medioambiental de los productos desechables, conocidos como “puffs”.
Los legisladores aprobaron la propuesta en una votación el lunes por la noche con 104 votos a favor y ninguno en contra.
La iniciativa, respaldada por el gobierno, se enviará al Senado, donde se espera que también salga adelante. Podría entrar en vigencia para septiembre de 2024.
Los cigarrillos electrónicos desechables, que cuestan unos 10 euros (casi 11 dólares) cada uno, son pequeños dispositivos con batería especialmente populares entre adolescentes por sus sabores dulces. Aunque no contienen tabaco, muchos incluyen nicotina, una sustancia química peligrosa conocida por sus propiedades adictivas.
Se diferencian de los dispositivos reutilizables de vapeo en que no están diseñados para recargarse o rellenarse. Sus pequeñas baterías de litio, que no son recargables, a menudo terminan en vertederos.
Esta ley forma parte de una tendencia más amplia. Reino Unido, Irlanda y Alemania estudian medidas similares. Nueva Zelanda y Australia ya han introducido restricciones y esta última ha ordenado niveles más bajos de nicotina y restricciones a la ubicación de comercios de vapeadores cerca de escuelas.
La Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) lanzó una campaña hace tres años contra cigarrillos electrónicos reutilizables con sabores y atractivos para los menores, como Juul. Sin embargo la prohibición —que no afectaba a los productos de un solo uso— no pudo evitar que los cigarrillos desechables no autorizados, en su mayoría procedentes de China, inundaran el mercado.