Por Israel Figueroa.- Luego de que el magnicidio contra el presidente haitiano Jovenel Moise, la madrugada del 7 de julio del 2021, obligara a la comunidad internacional a mirar hacia Haití, han llovido las resoluciones de importantes organismos internacionales proponiendo soluciones a la inestabilidad politica y social en que se ha sumergido esa nación; sin embargo, casi tres años después, en la práctica todo se ha quedado en el papel o en simples declaraciones de intención.
Ese fatídico 7 de julio, sus aliados de la Comunidad del Caribe (CARICOM), dieron a conocer su deseo de ser partícipes de un proceso de diálogo y negociación para ayudar al pueblo haitiano y a sus instituciones a elaborar una solución autóctona a la crisis.
Si un magnicidio no fue suficiente para sacar del letargo a los principales organismos internacionales, mucho menos fue la ocurrencia de un sismo, de 7.2 grados en la escala de Richter, ocurrido el 14 de agosto de ese año, que costó 2,189 vidas y dejó 12,268 heridos.
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Para la ocasión, el canciller Roberto Álvarez instó el 12 de noviembre del 2021 a la Organización de Estados Americanos (OEA) a activar sus instrumentos como la Comisión Interamericana de Puertos (CIP) en Haití, para la cooperación hemisférica para la protección y seguridad portuarias, en virtud de las dificultades que enfrentaba ese país para la distribución de combustibles y alimentos.
Además, planteó en la 51 Asamblea General del organismo, que la situación había llegado a un punto dramático debido a la violencia e inseguridad impuesto por las pandillas.
Para octubre del 2022, en el marco de la Alianza para el Desarrollo en Democracia, los gobiernos dominicano; y de Ecuador, Panamá y Costa Rica, llamaron a la comunidad internacional a atender la crisis haitiana.
Pero no fue si no hasta el pasado 2 de octubre del 2023, cuando el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) autorizó el despliegue de una fuerza armada multinacional en la empobrecida nación, para contrarrestar la escalada violenta por el control de las pandillas de importantes zonas del país.
“La verdad eso se necesita, se necesita para la pacificación de Haití y también de la región, eso que está pasando en Haití no puede seguir pasando, y la comunidad internacional, después de estos dos años donde gritamos casi en cada foro, en cada evento, pues ha reaccionado, y esperamos que lo antes posible estén en el vecino país llevando la paz a todos los ciudadanos, y eso también nos ayuda aquí en la República Dominicana”, señaló para la ocasión el presidente Luís Abinader.
Sin embargo, mientras los haitianos luchan contra la violencia desenfrenada de las bandas, vivir en un pais sin autoridades legítimas que lo mantiene en una seria parálisis política, esta solución aún no llega.
Esto, pese a que el parlamento de Kenia aprobó el 16 de noviembre del 2023 el envío de cerca de mil integrantes de las fuerzas del orden a Haití, para liderar una misión internacional, venciendo asi los escollos internos que generó la decisión.
Así como los trámites institucionales y el factor económico han estacado el arribo de los soldados kenianos al pais caribeño.
Esta misión permanecería en la nación caribeña al menos un año, y luego de establecer el orden y la seguridad, prepararían el escenario para la celebración de elecciones y elegir autoridades, que no se llevan a cabo desde 2016.
Para enero de este año, la Oficina de la ONU en Haití documentó en 2023 más de 8,400 víctimas directas de la violencia de las bandas, un aumento del 122% respecto al año anterior. Estos son víctimas de secuestros, las violaciones y la pérdida de medios de subsistencia. Al informar la situación, la ONU pidió “a todas las partes que participen pacífica y constructivamente en el proceso político”.
Consejo Presidencial de Transición
Casi tres años después del magnicidio de Moise, comienza a ejecutarse una de las propuestas de Caricom, relacionada con la creación de un Consejo Presidencial de Transición, compuesto por siete miembros con derecho a voto y dos observadores, con la misión de facilitar una transición pacífica del poder, garantizar la continuidad de la gobernanza y establecer un plan de acción para la seguridad a corto plazo, así como para el camino hacia unas elecciones libres y justas.
De los integrantes, René Jean Jumeau y Dominique Dupuy ya, por distintas razones presentaron sus renuncias, mientras algunos haitianos ven con recelo el organismo debido a no tener un aval constitucional.
“Haiti tiene un exceso de presidentes. Ahora tenemos un problema sin disposiciones legales para resolverlo y lo que necesita es un acuerdo politico que nos lleve mas cerca a la Constitución, no mas lejos” afirmó Tavenky Clermon, especialista en relaciones internacionales.