Por Israel Figueroa.- En América Latina cederle el poder a un compañero de partido, hasta el momento ha sido sinónimo de confrontación y división partidaria, situación que por lo regular debilita a los gobiernos.
El último capítulo que ha vivido la región ha sido el enfrentamiento en Bolivia del presidente Luis Arce con el líder del oficialismo, Evo Morales, por la candidatura presidencial del Movimiento al Socialismo (MAS) para las elecciones presidenciales del 2025.
Las diferencias han sido tan álgidas que Morales ha calificado como una mentira el intento de golpe de Estado del pasado miércoles y acusó a Arce de haber engañado y mentido al pueblo boliviano y al mundo.
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Lo vivido en Bolivia, ha ocurrido en otras naciones como Argentina durante el gobierno de Alberto Fernández y su antecesora, quien fue su vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
El punto máximo de su enfrentamiento fue que Cristina Fernández tuvo que recordarle en una carta pública que fue ella quien lo postuló como candidato a la Casa Rosada en 2019.
En Ecuador, Lenin Moreno llegó al poder cargado sobre la popularidad del presidente Rafael Correa. Al término de su mandato Correa manifestó que dejaba “la mesa servida”, pero Lenín declaró que había heredado una compleja situación económica con una deuda que ascendía a los US$41.000 millones y tomar decisiones que económicamente erróneas.
“Todo lo cínico, desleal y mediocre será efímero”, llegó a decir Correa en sus redes sociales, poco antes de que Moreno, le acusara de espiarle en su despacho presidencial con micrófonos y cámaras ocultas.
En Colombia, Juan Manuel Santos fue ministro de Defensa durante los gobiernos de Álvaro Uribe, sin embargo, luego de comenzar a gobernar se distanció mucho de los pensamientos de Uribe, posiciones por las que se ganó fuertes críticas de su antecesor.
Uribe criticó con mucha acidez el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Venezuela y el gobierno de Hugo Chávez, a quien calificaba como dictador, asi como el marco legal para la paz, ampliamente criticado por Uribe debido a que, a su juicio, la paz permitiría que terroristas ascendieran a cargos públicos, en un futuro.
Aquí en el país, durante el gobierno de Danilo Medina (2012-2020), se vivieron las tensiones con su antecesor Leonel Fernández por la nominación presidencial, primero para las elecciones de 2016 y luego para 2020. Fernández se opuso a la modificación constitucional de 2015 que habilitó a Medina para los comicios del año siguiente y movilizó a multitudes frente al Congreso Nacional para impedir que se reformara nuevamente, y habilitar a Danilo Medina para 2020.
Luego del regreso de la democracia, la primera transición entre miembros del mismo partido ocurrió en 1982 cuando Salvador Jorge Blanco llegó al poder, por el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) con la promesa de rescatar moralmente al país.
“Estamos recibiendo el Estado dominicano en plena quiebra material y también moral” dijo durante la juramentación en la Asamblea Nacional. Le tocó recibir el poder de Jacobo Majluta, ya que su antecesor se había suicidado poco mas de un mes como consecuencia de una profunda depresión.