A medida que se aproximan las elecciones presidenciales de EE.UU. de este año, los inversores están cada vez más atentos a cómo los posibles resultados podrían moldear la economía y los mercados financieros.
La divergencia de las perspectivas políticas de Donald Trump y Kamala Harris presentan propuestas enfrentadas que podrían influir de manera significativa en el mercado de valores, la fiscalidad, el gasto público y el comportamiento del consumidor.
La reacción del mercado a una posible victoria de Trump o Harris podría ser marcadamente diferente, reflejando las distintas estrategias de los candidatos en cuanto a fiscalidad, regulación y gasto.
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Con una administración Trump, las perspectivas para el mercado de valores parecen alentadoras. Analistas de Alpine Macro destacan que las políticas de Trump, en particular su compromiso con mantener bajos los impuestos corporativos y proseguir con la desregulación, podrían ser muy beneficiosas para los mercados bursátiles en general.
Se espera que sectores como el industrial, el financiero y el energético prosperen en este escenario.
El énfasis de Trump sobre la gobernanza, con su preferencia por una supervisión reguladora limitada, probablemente favorecería los beneficios empresariales y, por ende, un mejor rendimiento de los mercados bursátiles, particularmente en áreas como los bancos, los mercados de capitales y los equipos y servicios energéticos.
No obstante, los riesgos potenciales de una presidencia de Trump no deben subestimarse. Su postura agresiva en temas comerciales, especialmente con China, y sus políticas de inmigración podrían representar desafíos para las industrias intensivas en mano de obra y las empresas con una considerable exposición internacional.
La posibilidad de nuevos aranceles y restricciones comerciales bajo una presidencia de Trump podría interrumpir las cadenas de suministro y aumentar los costos, lo que podría mitigar algunas de las ganancias provenientes de los recortes fiscales y la desregulación.
Por otro lado, una administración Harris presentaría un conjunto diferente de retos y oportunidades para el mercado bursátil.
Según los analistas de Alpine Macro, la perspectiva de un aumento en los impuestos corporativos y una mayor regulación bajo, Harris podría ejercer presión sobre la renta variable, especialmente en sectores como el tecnológico, el financiero y el biofarmacéutico, que son sensibles a cambios en la política fiscal y al escrutinio regulador.
La atención de Harris a la equidad social y la sostenibilidad ambiental podría dar lugar a un entorno normativo más restrictivo para las empresas, lo que podría reducir los márgenes de beneficio y frenar la inversión en estos sectores.
No obstante, algunos sectores podrían beneficiarse de las políticas de Harris. El comercio minorista, la construcción de viviendas y los servicios al consumidor podrían verse impulsados por sus planes de aumentar las ayudas públicas a los hogares con rentas más bajas e invertir en viviendas asequibles.
Dirigiendo los recursos hacia estas áreas, una administración Harris podría estimular la demanda de los consumidores, en particular entre los hogares de bajos ingresos, proporcionando así un impulso a estos sectores.
“Un gobierno de Harris con control bicameral probablemente se traduzca en un tipo corporativo estadounidense más próximo al 25-28% y mayores gravámenes internacionales, como mecanismo para financiar créditos a las cohortes de menores ingresos y gasto social”, señalan los analistas.
Para los contribuyentes particulares, los planes de Harris incluyen subir los impuestos a las rentas altas, cambiar el tratamiento de las ganancias de capital e imponer mayores gravámenes a los grandes patrimonios.
Estos cambios podrían reducir la renta disponible de las personas adineradas, lo que podría frenar su consumo e inversión en el mercado bursátil.
En cuanto al gasto público, se espera que ambos candidatos continúen con la tendencia de elevar el gasto federal, pero con prioridades que reflejan sus filosofías económicas distintas.
Las prioridades de gasto de Trump se centrarían en infraestructuras, defensa e iniciativas para promover la formación de familias. Sus propuestas, como la construcción de “Ciudades de la Libertad” en terrenos federales y la inversión en tecnología de movilidad aérea, están diseñadas para estimular el crecimiento económico a través del desarrollo de infraestructuras y la innovación tecnológica. Este enfoque podría beneficiar significativamente a sectores como el aeroespacial, la defensa y la construcción, al recibir mayor inversión federal.
Por otro lado, Harris probablemente priorizaría el gasto en programas sociales, tales como guarderías, educación, sanidad e infraestructuras de energía limpia.
Su atención a la equidad social y la sostenibilidad ambiental se traduciría en un aumento del gasto público en áreas que apoyan a los hogares de bajos ingresos y promueven la energía verde.
Esto podría beneficiar a sectores como los bienes de consumo básico, los servicios públicos y las energías limpias, donde el gasto público y las subvenciones impulsarían la demanda y la inversión.
El impacto potencial de las políticas de cada candidato sobre el gasto de los consumidores y la confianza económica es otro factor crucial a considerar.
Bajo una administración Trump, la confianza del consumidor podría mantenerse alta, especialmente entre los grupos de ingresos medios y altos, que seguirían beneficiándose de impuestos más bajos y un entorno regulatorio favorable. Esta confianza podría traducirse en un fuerte gasto de los consumidores, favoreciendo a sectores como el retail, el inmobiliario y los bienes discrecionales.
Sin embargo, los riesgos asociados con las políticas comerciales de Trump, como los posibles aumentos en los precios de los bienes de consumo debido a aranceles, podrían amenazar el poder adquisitivo y el gasto general de los consumidores.
Investing.com
Por: Itzel Olivo