Un atacante suicida se ha inmolado esta noche en una sala en la que se celebraba un banquete de boda en Kabul y posteriormente, con la llegada de la policía, se detonó un coche bomba aparcado en la entrada.
El doble ataque, que ha dejado al menos 63 muertos y 180 heridos, ha sido reivindicado por Estado Islámico, que afirma que uno de sus miembros pudo infiltrarse en la celebración y detonar sus explosivos entre los “infieles”.
El atentado se produjo mientras los talibanes y los Estados Unidos intentan negociar un acuerdo sobre la retirada de las fuerzas estadounidenses a cambio de un compromiso talibán sobre las conversaciones de seguridad y paz con el gobierno de Afganistán respaldado por Estados Unidos.
Los combatientes de Estado Islámico, que aparecieron por primera vez en Afganistán en 2014 y desde entonces han hecho incursiones en el este y el norte, no participan en las conversaciones.
En un comunicado difundido en la red social Telegram y cuya veracidad no ha podido ser comprobada independientemente, Estado Islámico explicó que primero se inmoló un atacante suicida, identificado como Abu Asem al Pakistani, y posteriormente explotó un coche bomba.
“Cuando las fuerzas de seguridad llegaron al lugar, los muyahidines hicieron detonar un coche bomba aparcado, lo que causó 400 muertos y heridos entre los renegados y los miembros apóstatas de las tropas afganas”, según afirmó el grupo.
Por su parte, el portavoz de la Oficina Presidencial, Sediq Sediqqi, ha afirmado en la red social Twitter estar “destrozado” por el ataque suicida. “Estoy destrozado por las noticias del ataque suicida dentro de una sala de bodas en Kabul. Se trata de un crimen odioso contra nuestra gente, ¿cómo es posible entrenar a un humano y pedirle que se haga explotar en una boda?”, se interrogó Sediqqi.