China anunció el miércoles que eximirá al aceite industrial y algunas importaciones estadounidenses más de la subida de aranceles impuesta por Beijing en su guerra comercial con Washington.
Las autoridades chinas mantuvieron las penalizaciones sobre la soja y otras grandes exportaciones de Estados Unidos antes de las negociaciones del próximo mes.
Esta iniciativa se suma a los indicios de que ambos gobiernos podrían estar preparándose para un conflicto prolongado al ajustar los controles de importación y tratar de encontrar nuevos mercados y proveedores de exportaciones alternativos.
Dieciséis productos, incluyendo lubricantes, harina pescado para pienso animal y otros químicos quedarán exentos de los aranceles de hasta el 25% impuestos en respuesta a la subida decretada por Donald Trump para las importaciones chinas, dijo el Ministerio de Finanzas.
En el caso de la soja, la mayor exportación estadounidense a China, y miles de productos más, no se aplicarán cambios.
Los negociadores se preparan para participar en conversaciones en Washington que buscan poner fin a la disputa comercial y tecnológica que amenaza el crecimiento de la economía de todo el mundo.
El plan de diálogo calmó a los agitados mercados financieros, pero los economistas advierten que no ha habido indicios de avances y ni Beijing ni Washington ofrecieron concesiones para acabar con el bloqueo.
En la lista de importaciones del miércoles hay materias primas para agricultura y fábricas, lo que sugiere que los líderes chinos quieren limitar los daños en sus propias industrias coincidiendo con la ralentización del crecimiento económico.
Beijing se resiste a la presión de Washington para dar marcha atrás en sus planes para crear competidores globales, patrocinados por el estado, en robótica y otros sectores.
Washington, Europa, Japón y otros socios comerciales alegan que esos planes violan los compromisos de apertura de mercado de China y se basan en el robo o la presión a las empresas para que entreguen su tecnología.
Washington y Beijing elevaron los aranceles a importaciones del otro valoradas en miles de millones de dólares. La iniciativa afectó a granjeros y fabricantes en ambos lados y alimentó el temor a que la economía global, que ya mostró signos de ralentización, pueda caer en la recesión.