Este miércoles, fiscales estadounidenses declararon en un tribunal en Nueva York que el narcotraficante conocido como el “Chapo” le entregó un millón de dólares al hermano del presidente de Honduras: dinero que tenía previsto llegar a las manos del mismo presidente.
La acusación se realizó en la declaración inicial de la fiscalía en el juicio por tráfico de drogas contra Juan Antonio (Tony) Hernández, el hermano menor del presidente hondureño Juan Orlando Hernández.
El presidente —quien no ha sido acusado en el caso— ha sido un aliado del presidente Donald Trump en materia de inmigración y seguridad. Sin embargo, también ha sido blanco de crecientes sospechas luego de que fiscales estadounidenses afirmaran en una presentación judicial reciente que el presidente había formado parte de la conspiración en la que su hermano fue acusado.
Juan Orlando Hernández, de 50 años, ha negado cualquier participación en los crímenes del narcotráfico. Afirmó que las acusaciones contra él habían sido realizadas por traficantes enfurecidos con sus extradiciones y políticas duras contra el crimen.
“Todos los hondureños saben que hemos liderado una batalla sin precedentes para liberar al país del control de los narcotraficantes”, afirmó Hernández el 3 de agosto en respuesta a los reportes de las sospechas de los fiscales.
El miércoles por la tarde, luego de que los informes sobre la declaración del fiscal se hicieron públicos, Juan Orlando Hernández negó enérgicamente por medio de Twitter la acusación que lo vincula con el narcotraficante Joaquín Guzmán Loera, conocido mundialmente como el “Chapo”, calificándola de “cien por ciento falsa, absurda y ridícula”, y sugiriendo que era menos creíble que “Alicia en el País de las Maravillas”.
También señaló que el fiscal nunca dijo que el presidente había recibido el dinero que supuestamente le habían dado primero a su hermano.
La denuncia contra Juan Orlando Hernández por parte del fiscal federal en Manhattan, es un marcado contraste de los elogios que ha recibido de otros funcionarios estadounidenses en meses recientes. Por ejemplo, el 25 de septiembre, el secretario interino de Seguridad Nacional Kevin McAleenan dijo en un tuit que el presidente hondureño era un “firme aliado” que estaba trabajando para “combatir la migración irregular y las organizaciones trasnacionales criminales”.
El caso presentado por los fiscales estadounidenses ha sacudido profundamente a Honduras.
Miles de hondureños abandonan su país cada mes —muchos con rumbo a Estados Unidos— tras desesperarse por no ser capaces de construir una mejor vida en su tierra natal. La extensa investigación federal, que involucra a la élite política del país, refuerza la opinión de que el gobierno es corrupto y no trabaja para los intereses del pueblo.
Luego de que las acusaciones en contra de Juan Orlando Hernández se hicieran públicas en una presentación judicial en Nueva York en agosto, los hondureños reactivaron las protestas y los llamados a su renuncia. Muchos llevaron carteles con sus iniciales —JOH— junto a la abreviatura usada por el fiscal para referirse al presidente: CC4, que significa coconspirador.
Este miércoles, en el Tribunal de Distrito de Estados Unidos en Manhattan, tanto la fiscalía como la defensa se centraron en Juan Orlando Hernández. La fiscalía afirmó que el presidente había ayudado a aislar a su hermano mientras él mismo se beneficiaba del dinero del narcotráfico.
“Esa protección y control lo convencieron de que jamás iba a tener que responder por sus crímenes, de que era intocable, y durante mucho tiempo lo fue”, afirmó Jason A. Richman, fiscal adjunto estadounidense.
Tony Hernández se declaró inocente de los cargos que se le imputan, que incluyen conspiración para importar cocaína a Estados Unidos. De ser declarado culpable, podría ser condenado a cadena perpetua.
Su abogado, T. Omar Malone le dijo al jurado: “No van a conseguir ninguna foto de este caballero con alguna droga en ningún lugar”. Malone alegó que las políticas duras contra el crimen del presidente Hernández fueron las que causaron que su hermano terminara en el tribunal.
Recordando una conversación entre el presidente y el acusado, quien en ese momento estaba considerando entrar en la política, Malone afirmó que el presidente le había aconsejado a Tony Hernández que no lo hiciera pues sus enemigos lo atacarían.
“Serás el blanco de su ira”, relató Malone sobre la conversación del presidente. Luego, mirando al jurado, añadió: “Y eso fue lo que sucedió”.
El abogado de Guzmán, Jeff Lichtman, también negó la participación de su cliente en las acusaciones.
En la declaración inicial del gobierno, el fiscal Richman no dio detalles de las denuncias que vinculan a el “Chapo” con Tony Hernández o su hermano. Richman le dijo al jurado que la red de cocaína de Tony Hernández había prosperado gracias a su poder político en Honduras.
“Alcaldes, congresistas, generales militares, jefes de policía, todos ellos protegieron al acusado”, afirmó Richman. “Todos ellos protegieron a su organización”.
“Todos fueron comprados y pagados con el dinero más sucio de la droga”, expresó Richman. “Y lo más importante de todo, el acusado fue protegido por su hermano, el actual presidente de Honduras, un hombre que ha recibido millones de dólares en sobornos del narcotráfico”.
El juicio de Hernández continuará el jueves y se espera que dure de diez a doce jornadas, según la información que un fiscal le proporcionó al juez P. Kevin Castel.
c. 2019 The New York Times Company