- Se producen de entre 48 a 160 casos por cada 100.000 habitantes.
Las hemorragias digestivas están provocadas por lesiones que se producen en el tracto gastrointestinal y según la Asociación Española de Gastroenterología (AEGASTRO) “representa una de las condiciones clínicas más prevalentes en los Servicios de Urgencia hospitalaria y de Gastroenterología”. Además, indica que tienen una prevalencia de entre 48 a 160 casos por cada 100.000 habitantes.
La forma en la que se detectan las hemorragias digestivas es debido a hematemesis (vómitos con sangre) o deposiciones melénicas (heces con sangre). Aunque, como señala la AEGASTRO, “el color de las heces no siempre es un indicador fiable del origen de la hemorragia”. No obstante, es importante acudir al servicio de urgencias siempre que se sospeche de una hemorragia digestiva para que los médicos puedan realizar los exámenes pertinentes que la confirmen y ponerle solución.
Las causas de las hemorragias digestivas pueden ser diversas, tal y como indica el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales (NIDDK). Las más comunes son las úlceras pépticas, sin embargo, también pueden darse debido a varices esofágicas, desgarro de Mallory-Weiss, gastritis, esofagitis, tumores, colitis, etc. Para hacer un buen diagnóstico es necesario realizar una endoscopia, enteroscopia u otras pruebas como gammagrafías o angiografías.
Terapias para las hemorragias digestivas
Una vez las hemorragias digestivas han sido diagnosticadas, existen diferentes tipos de terapias entre las que se encuentran la inyección, la ablación térmica o la aplicación de determinados dispositivos mecánicos. Veamos cada una de ellas por separado:
– Terapia de inyección: detiene la hemorragia activa gracias a las “sustancias esclerosantes y vasoconstrictoras”. Además, esta terapia ayuda a reducir las probabilidades de que la hemorragia vuelva a suceder.
– Terapia de ablación térmica: se puede realizar por electrocoagulación bipolar que consigue el corte y coagulación de la parte lesionadas o por argón plasma que logra coagular la lesión y detener la hemorragia.
– Dispositivos mecánicos: estos hacen referencia al uso de clips o bandas elásticas que, como indica la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD) “son unas gomas que se colocan en el cuello de las varices esofágicas que están sangrando o han sangrado”.
Dependiendo de la gravedad de las hemorragias digestivas, puede elegirse incluso una terapia combinada que asegure el bienestar del paciente. No obstante, también es conveniente tener en cuenta los fármacos que pueden ayudar a reducir el sangrado y evitar que vuelva a aparecer.
Medicamentos recomendados
Los medicamentos son excelentes aliados para combatir las infecciones o úlceras que pueden causar las hemorragias digestivas y prevenir su aparición, aunque los pacientes se hayan sometido a las terapias anteriores. Estos son algunos de los más eficaces:
Según el artículo Manejo de la hemorragia digestiva alta en Urgencias el omeprazol ha arrojado muy buenos resultados para evitar que las hemorragias digestivas vuelvan a aparecer. Puede consumirse en comprimidos cada 12 horas.
Con todo, para controlar las infecciones que pueden provocar estas hemorragias digestivas pueden recetarse antibióticos profilácticos, como bien indica la Asociación Española para el estudio del Hígado (AEEH). Son muy útiles si las causas son debido a las varices esofágicas.
Por último, la somatostatina, es una hormona que tiene la función de reducir el flujo sanguíneo, sobre todo, en pacientes con hemorragia activa. Se consume junto con alimentos y bebidas, y también es muy eficaz según la AEGASTRO.
En la actualidad, las terapias y medicamentos para este tipo de hemorragias son muy eficaces. Sin embargo, es importante ponerse en manos de profesionales ante los primeros síntomas ya que especialmente las hemorragias digestivas varicosas tienen unas tasas de mortalidad bastante elevadas.