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A pesar de sus múltiples errores, Boris Johnson está muy cerca de concretar el brexit

LONDRES — Suspendió el Parlamento y el Tribunal Supremo del Reino Unido anuló su orden. Realizó una purga dentro de su partido y perdió varias votaciones. Después de intentar forzar a los legisladores a apoyar su nuevo plan para el brexit, el primer ministro Boris Johnson se vio obligado a pedir una prórroga para salir de la Unión Europea, algo que juró no hacer nunca.

Con todo, aunque esta infinidad de fracasos deberían haber resultado muy positivos para quienes se oponen al brexit y se manifestaron en grandes números en las calles de Londres el sábado, las probabilidades de que Johnson conduzca al Reino Unido fuera del bloque todavía son muy buenas.

No solo eso, sino que Johnson, a pesar de una terrible serie de decisiones equivocadas, está muy cerca de lograr una mayoría de votos en el parlamento para aprobar su plan sobre el brexit. El secretario de Relaciones Exteriores, Dominic Raab, predijo el domingo que la propuesta del gobierno sería aprobada.

En este momento, sus probabilidades son mejores que nunca porque, tras tres años de sortear el caos provocado por el brexit, la nación está harta, frustrada y llena de enojo. Peor aún, la oposición se encuentra dividida y gran parte de la población espera unas elecciones generales para las que Johnson se ha estado preparando, pues en sus discursos destaca problemas de plataforma como la asignación de más dinero a las fuerzas policiacas.

La balanza podría inclinarse hacia cualquier lado y la diferencia en números es mínima, así que el resultado de la votación esperada para esta semana podría ser en cualquier sentido. Incluso si ese resultado no lo favorece, Johnson se encuentra en una buena posición de cara a las elecciones generales que todos esperan muy pronto, o al menos eso opinan los analistas.

Anand Menon, profesor de Estudios Europeos en el King’s College de Londres, describió la situación como un “giro impresionante”.

Según Menon, “dos o tres cambios contextuales” han beneficiado al primer ministro y gracias a ellos se encuentra en una mejor posición que su predecesora, Theresa May, quien fracasó tres veces en su intento de obtener la aprobación del acuerdo para el brexit.

“El ambiente está impregnado de una fatiga palpable alrededor del tema del brexit, que es mucho más marcada que antes”, señaló Menon. “Por si fuera poco, las elecciones serán pronto, así que han distraído un poco a los ciudadanos”.

Otro factor que beneficia a Johnson, por mera suerte, es que sus oponentes se encuentran divididos, no tienen tácticas definidas y parecen temerosos de hacer enfadar al sector de la población que votó a favor de “salir” en el referendo de 2016.

El principal partido de oposición, el Partido Laborista, siempre ha querido mantener relaciones económicas más estrechas con la Unión Europea. El domingo, ese partido declaró que intentaría sabotear la nueva propuesta de Johnson en el Parlamento con modificaciones que unirían más al Reino Unido con el bloque y de nuevo someterían su plan a consideración del pueblo en un segundo referendo que incluiría la opción de permanecer en la Unión Europea.

“Ya decidieron que pueden ponerse de acuerdo en que, sea cual sea el acuerdo, quieren ligarlo con un referendo”, comentó Steven Fielding, profesor de Historia Política de la Universidad de Nottingham. “Pero se tardaron muchísimo en tomar esa decisión”.

El hecho de haber llegado a este punto ilustra cuán limitada es la cooperación entre los partidos de oposición que esperan enfrentarse pronto en una contienda electoral. No ha habido ningún movimiento serio para intentar remover a Johnson porque los liberales demócratas, cuyo partido de centro es más pequeño, no quieren que el dirigente de izquierda del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, ocupe el cargo de primer ministro ni siquiera de manera temporal.

El Partido Nacional Escocés, que pretende promover su propia causa, la independencia de Escocia, ejerce presión para que las elecciones se celebren pronto, pues cree que es lo que más le conviene.

Además, a pesar de que es muy probable que los partidos de oposición logren evitar que Johnson pase apresuradamente su acuerdo antes del 31 de octubre impidiéndole una ratificación acelerada, no han podido llegar a un acuerdo en puntos más fundamentales.

“Hasta ahora no han reunido votos suficientes para aprobar el segundo referendo, así que gran parte de los ajustes se han limitado a refinar posiciones entre el Partido Laborista, el Partido Liberal Demócrata y el Partido Nacional Escocés”, explicó Fielding.

Así que, aunque las tretas tácticas de Johnson le han explotado en la cara y su retórica desafiante ha generado escándalo, la campaña a favor de un segundo referendo no ha ganado popularidad. Incluso si los legisladores votan a favor del segundo referendo esta semana, es muy poco probable que autoricen la compleja legislación necesaria para concretarlo.

En cualquier caso, Johnson dejó abierta esa posibilidad gracias a toda una serie de errores. El más reciente fue llegar a un acuerdo para el brexit que lo enfrenta por completo con los diez legisladores del Partido Unionista Democrático de Irlanda del Norte, que por lo regular respaldan al gobierno. El acuerdo preliminar los enfureció, pues consideran que podría separar a Irlanda del Norte del Reino Unido.

Es muy probable que los unionistas democráticos voten en su contra en el Parlamento esta semana, como hicieron el sábado, cuando apoyaron una modificación desesperada para forzar una prórroga, e incluso parecían estar considerando la idea de respaldar el segundo referendo.

Hacer enfadar al partido de Irlanda del Norte solo fue el último de toda una serie de cálculos errados. Desde que asumió el cargo de primer ministro en julio, Johnson ha causado revuelo entre los legisladores, en especial cuando intentó suspender las sesiones del Parlamento durante cinco semanas. En consecuencia, el Tribunal Supremo le asestó un golpe extraordinario que galvanizó a sus críticos, quienes impulsaron una ley diseñada para evitar que el Reino Unido abandone la Unión Europea sin acuerdo.

Johnson expulsó a veintiún miembros de su propio partido por haber respaldado esa legislación, que comenzó a surtir efectos el sábado por la noche y lo obligó a solicitar otra prórroga para el brexit, medida que nunca quiso tomar, pues prefería “estar muerto en una zanja”, según dijo.

El mayor riesgo que Johnson enfrenta ahora, en opinión de Menon, es el plazo para que la Unión Europea emita su decisión sobre la prórroga solicitada por el Reino Unido. Si Bruselas decide antes de que el Parlamento vote de nuevo sobre el acuerdo preliminar, podría privar a Johnson de un argumento importante para convencer a los indecisos: aprueben mi acuerdo, o corremos el riesgo de abandonar Europa sin ningún acuerdo.

Sin embargo, no parece probable. Los embajadores de la Unión Europea en Bruselas se reunieron solo 15 minutos el domingo y decidieron turnar el acuerdo de Johnson al Parlamento Europeo para su ratificación, sin siquiera considerar la posibilidad de conceder la prórroga. Su estrategia parece ser esperar y ver si Johnson puede obtener una mayoría esta semana antes de decidir si le dan más tiempo al Reino Unido.

c.2019 The New York Times Company

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