Por: Somini Sengupta
Aunque los líderes del mundo se reunirán en Madrid la próxima semana para su sesión anual de negociaciones sobre cómo evitar una catástrofe climática, la evaluación más reciente emitida por las Naciones Unidas el 26 de noviembre indica que las emisiones de gases de efecto invernadero todavía aumentan de manera peligrosa.
“Las conclusiones del resumen son desalentadoras”, se menciona en la evaluación anual, producida por el Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente y conocida formalmente como el Informe sobre la Brecha de Emisiones. Los países han fracasado en detener el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero a pesar de las advertencias repetidas por parte de los científicos; además, China y Estados Unidos, los dos mayores emisores de contaminación, incrementaron aún más sus emisiones el año pasado. El resultado, según los autores, es que “ahora son necesarias reducciones más profundas y más rápidas”.
Como si se tratara de subrayar la brecha entre la realidad y la diplomacia, las negociaciones climáticas internacionales, programadas para comenzar la próxima semana, ni siquiera están diseñadas para reforzar los compromisos por parte de los líderes mundiales con el fin de disminuir las emisiones de sus países. Esa fecha límite todavía se encuentra a un año de distancia.
En cambio, las reuniones de este año tienen como objetivo crear las últimas reglas pendientes sobre cómo implementar el Acuerdo de París sobre el cambio climático de 2015, en el que todos los países se comprometieron a frenar sus emisiones de gases de efecto invernadero, y cada uno fijó sus propios objetivos y calendarios.
“Madrid es una oportunidad para marcar el rumbo con el fin de establecer la velocidad y la trayectoria adecuadas”, dijo Rachel Kyte, una exdiplomática del clima para las Naciones Unidas que ahora es decana de la Escuela Fletcher en la Universidad Tufts. “Lo que el Informe sobre la Brecha de Emisiones hace es eliminar cualquier capacidad viable de negar que la trayectoria actual no es lo suficientemente buena”.
Los veinte países más ricos del mundo, responsables por más de tres cuartas partes de las emisiones mundiales, deben tomar las medidas más grandes y más rápidas para abandonar los combustibles fósiles, enfatizó el informe. Sin embargo, el país más adinerado de todos, Estados Unidos, ha comenzado a retirarse de manera formal del Acuerdo de París.
Las emisiones de gases de efecto invernadero globales han crecido un 1,5 por ciento cada año durante la última década, según la evaluación anual. Lo opuesto debe ocurrir si queremos que el mundo evite los peores efectos del cambio climático, incluidas sequías más intensas, tormentas más fuertes y una hambruna más extendida para mediados de siglo. Para permanecer dentro de límites relativamente seguros, las emisiones deben reducirse de manera drástica, un 7,6 por ciento cada año entre 2020 y 2030, advirtió el informe.
Por su parte, la Organización Meteorológica Mundial informó el 25 de noviembre que las emisiones de los tres principales gases de efecto invernadero (dióxido de carbono, metano y óxido nitroso) han aumentado en la atmósfera desde mediados del siglo XVIII.
“Vamos como sonámbulos hacia una catástrofe climática y necesitamos despertar y emprender acciones urgentes”, dijo Alden Meyer, director de políticas y estrategia en Union of Concerned Scientists, durante una llamada telefónica con reporteros el 26 de noviembre después de la publicación del informe.
Incluso si todos los países cumplen con sus promesas actuales del Acuerdo de París —y muchos, incluidos Estados Unidos, Brasil y Australia, no han logrado los avances necesarios para hacerlo—, el Informe sobre la Brecha de Emisiones descubrió que las temperaturas promedio están perfiladas para elevarse 3,2 grados Celsius en comparación con la temperatura promedio base de inicios de la era industrial.
De acuerdo con modelos científicos, este tipo de incremento brusco de temperatura aumenta la probabilidad de eventos climáticos extremos, el derretimiento acelerado de los glaciares y la elevación del nivel de los mares: situaciones que ponen en peligro las vidas de miles de millones de personas.
En el Acuerdo de París se decidió mantener el aumento de las temperaturas globales muy por debajo de los 2 grados Celsius; el año pasado, un panel de científicos respaldado por las Naciones Unidas dijo que el límite más seguro era mantenerlas por debajo de 1,5 grados Celsius.
Existen muchas maneras de reducir las emisiones: abandonar la quema de combustibles fósiles, especialmente del carbón, el combustible fósil más contaminante del mundo; cambiar a energías renovables como la solar y la eólica; dejar de usar autos que consuman mucha gasolina y mucho diésel, así como detener la deforestación.
De hecho, muchos países van en la dirección equivocada. Un análisis independiente que se dio a conocer este mes examinó cuánto carbón, petróleo y gas natural han dicho las naciones del mundo que esperan producir y vender desde ahora hasta 2030. Si todos esos combustibles fósiles realmente son extraídos y quemados, descubrió el informe, los países incumplirían de manera colectiva sus promesas climáticas, así como el objetivo global de los 2 grados Celsius, por un margen aún más amplio de lo que previamente se había pensado.
“Durante diez años, el Informe sobre la Brecha de Emisiones ha hecho sonar las alarmas, y durante diez años, el mundo solo ha incrementado sus emisiones”, dijo en una declaración el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres. “Nunca ha habido un momento más importante para escuchar a la ciencia. No prestar atención a estas advertencias y no tomar acciones drásticas para revertir las emisiones significa que continuaremos atestiguando olas de calor, tormentas y contaminación que resultan mortales y catastróficas”.
La presión impuesta a los líderes mundiales para que se alejen de los combustibles fósiles y reconstruyan el motor de la economía global llega en un momento en que el apetito por la cooperación internacional está extremadamente bajo, los sentimientos nacionalistas están aumentando, y varios líderes mundiales tienen profundos lazos con las industrias que son las mayores fuentes de las emisiones que calientan al planeta.
Si alguna buena noticia se puede encontrar en el informe, es que la trayectoria actual no es tan apremiante como era antes de que países de todo el mundo comenzaran a tomar medidas para reducir sus emisiones. El Informe sobre la Brecha de Emisiones de 2015 decía que, sin ninguna política climática, era probable que el mundo enfrentara un calentamiento de alrededor de 4 grados Celsius.
c.2019 The New York Times Company