La lucha contra el cambio climático dejó de ser prioritaria para el Gobierno de EE.UU. desde la llegada de Donald Trump a la Presidencia en 2017, lo que ha hecho que los principales esfuerzos en este campo hayan pasado a estar liderados por los estados, que en algunos casos mantienen abiertas agrias disputas con Washington por este motivo.
A continuación se detallan las principales iniciativas que se están llevando a cabo en EE.UU. contra el cambio climático de la mano de esos estados, muy significativamente en California, el más poblado del país y la quinta economía a nivel mundial (por encima de países como Reino Unido o Francia).
Sin lugar a dudas, la decisión que más ha marcado el mandato de Trump en el campo de las políticas de lucha contra el cambio climático fue el anuncio en junio de 2017 de que iba a retirar a EE.UU. del Acuerdo de París para la reducción en la emisión de gases de efecto invernadero.
Aunque dadas las condiciones del acuerdo -firmado por el Gobierno de su antecesor, Barack Obama-, EE.UU. no puede abandonarlo formalmente hasta noviembre de 2020, la actual Administración estadounidense ya ha puesto en marcha políticas que, de facto, impiden la consecución de los objetivos fijados en París.
Como respuesta nacional a esta decisión se formó la Alianza para el Clima de EE.UU., una coalición de 24 estados (casi la mitad del total) con el objetivo de impulsar medidas encaminadas a reducir la emisión de gases y lograr la meta de que en 2025 el país emita entre un 26 y un 28 % menos de lo que emitía en 2005.
Forman parte de la Alianza prácticamente todos los estados que en la actualidad tienen un gobernador demócrata (Hawái, California, Oregón, Washington, Nevada, Montana, Colorado, Nuevo México, Minesota, Wisconsin, Illinois, Michigan, Pensilvania, Carolina del Norte, Virginia, Nueva Jersey, Delaware, Nueva York, Rhode Island, Connecticut y Maine), salvo dos, que pese a tenerlo, son tradicionalmente conservadores (Kansas y Luisiana).
Del mismo modo, tres estados gobernados por republicanos pero de fuerte tradición progresista (Maryland, Massachusetts y Vermont) también forman parte de la Alianza.
LOS ESTÁNDARES DE EFICIENCIA ENERGÉTICA PARA AUTOMÓVILES
Una de las medidas estrella del anterior presidente Barack Obama en la lucha contra el cambio climático fue establecer unos estándares de eficiencia energética para los automóviles y camiones ligeros vendidos en EE.UU., obligándoles a garantizar un consumo de más de 50 millas por galón de combustible (80 km por 3,78 litros) en los modelos vendidos a partir de 2025.
La Administración de Trump anunció su intención de revocar esos estándares, pero el Gobierno de California -al que la ley ampara de forma exclusiva para fijar sus propios estándares- respondió redoblando su apuesta por la eficiencia energética en automóviles y fijando límites aún más restrictivos que los de Obama.
El Gobierno californiano -controlado por los demócratas- y Trump se han lanzado múltiples reproches en público por esta cuestión, han llevado el caso a los tribunales y han dividido a la industria automovilística, con cuatro grandes fabricantes (Ford, Volkswagen, Honda y BMW) del lado de California y Toyota, Fiat Chrysler y General Motors apoyando a la Casa Blanca.
En caso de no resolverse la disputa, esta podría llevar a un mercado nacional dividido, en el que el mismo vehículo no podría venderse en todo el país, ya que otros 12 estados siguen los estándares fijados por California.
100 % DE ENERGÍA LIMPIA EN LA RED ELÉCTRICA EN 2045
Quizá el objetivo más ambicioso que se ha fijado un estado particular en materia de lucha contra el cambio climático en los últimos años es el de California, en concreto el de usar un 100 % de energía limpia en su red eléctrica en 2045, suscrito por el Congreso estatal a finales del año pasado.
El estado más poblado de EE.UU. ha sido uno de los que más ha notado durante los últimos años los efectos del cambio en el clima: California ha padecido la peor sequía en más de 1.000 años (2012-2016), seguida por devastadores episodios de lluvias torrenciales (2017), que multiplicaron los desprendimientos de tierras y crearon las condiciones para los gigantescos incendios forestales de 2018 y 2019.
California ya obtuvo el 29 % de su electricidad el año pasado mediante fuentes renovables, lo que supuso prácticamente triplicar la cifra de 2007, gracias en gran medida a una industria que cada vez está apostando con más fuerza por la energía solar, eólica y geotérmica.
La ley, que recibe el nombre de SB 100, prevé ir avanzando paso a paso de cara a la meta final, con un objetivo del 50 % de energías limpias para 2025; un 60 % para 2030 y, finalmente, el 100 % para 2045.
Ese 100 %, a su vez, debe incluir por lo menos un 60 % de energías renovables – solar, eólica, geotérmica y generación hidroeléctrica de pequeña escala-, y un 40 % restante que puede provenir de fuentes limpias pero no estrictamente renovables, lo que incluye nuclear, grandes hidroeléctricas y plantas de gas natural que capturen y almacenen el dióxido de carbono.