Furor por una banana en Art Basel Miami, la feria de arte contemporáneo más grande del mundo, que termina mañana. Esta tarde de sábado, durante la vista masiva al evento, el último ejemplar a la venta de “Comediante”, la obra más polémica de esta edición -una banana o plátano natural pegada con cinta adhesiva gris a una de las paredes del stand de Perrotin- que fue diseñada por el italiano Maurizio Cattelan, cayó luego de tres días de exhibición, ante la mirada atenta y excitada del público presente. Su precio sigue siendo de 150 mil dólares.
En el acto, personal del stand volvió a pegar la natural escultura con elegancia (a exhibirla, diríamos). La pregunta, desde que se concibió el hecho y se mostró la obra, sigue intacta: ¿qué es el arte contemporáneo? ¿Puede haber provocación sin belleza? ¿Qué es belleza?
En estos días, en los alrededores del stand de Perrotin, en la zona C del Convention Center, había más gente que la que suele rodear a grandes obras del arte universal o a las visitas sorpresivas de Leonardo Di Caprio, un infaltable de esta cita. Selfies, fotos en grupo, fotos a la obra, risitas, bromas, indignación: la banana pegada a la pared provocaba todas esas reacciones. Originalmente, Cattelan había diseñado su escultura en bronce y en resina, pero finalmente decidió mostrarla en su estado natural.
Los dos primeros ejemplares de “Comediante” se vendieron enseguida en 120 mil dólares cada uno, supuestamente a compradores franceses en ambos casos. Este tercer y último ejemplar tiene un precio mayor, 150 mil dólares, aún espera comprador y esta tarde cayó por su propio peso. Quienes defienden el gesto de Cattelan, aseguran que se inscribe dentro de la tradición de la vanguardia: provocación, debate, discusión sobre el arte, la vida y el mundo en general.
Emmanuel Perrotin es el galerista de Cattelan desde hace 27 años, por lo que no se sorprende ya por los emprendimientos del artista que alguna vez diseñó una escultura del papa Juan Pablo II aplastado por un meteorito, o que “inauguró” una muestra en una galería en la que colocó un cartel en la puerta que decía “Regreso pronto”: no había obras adentro y el artista, claro, nunca regresó.
El italiano Maurizio Cattelan es uno de los artistas contemporáneos más famosos y controversiales de este siglo. Discutido e irreverente, seguramente su obras más conocida hasta ahora al menos era un retrete de oro macizo de 18 quilates valorado en 1.250.000 dólares, que fue robado recientemente mientras formaba parte de una exposición en el palacio Blenheim, en Woodstock (Oxforshire), lugar de nacimiento de Winston Churchill. La pieza, que fue concebida por su autor como una ácida sátira sobre el exceso de riqueza, fue recuperada por la policía británica.
El galerista Perrotin les dijo a algunos medios que las bananas o plátanos son “un símbolo del comercio mundial, un doble sentido, y también un dispositivo clásico para el humor”. Según Perrotin, Cattelan tiene la capacidad de convertir objetos cotidianos en “vehículos tanto de deleite como de crítica”. El galerista no tiene miedo de que roben la singular obra o que a partir de ahora cualquiera “venda” un Cattelan ya que solo él tiene los certificados de originalidad de las piezas, que fueron concebidas seriamente, más allá de que pueda parecer una broma. El artista no estuvo en Miami y esta obra es su primer aporte a una feria en 15 años.
Las previsiones sobre la maduración del fruto no fueron explicitados en ningún momento. Por ahora simplemente levantaron la “escultura” y la volvieron a su sitio.