Empresarios artísticos incurren en inversiones millonarias en la contratación y montaje de eventos multitudinarios con artistas famosos, con riesgos de perder toda una fortuna en un solo día, si el evento no concitó respaldo, sea por causas eventuales o de la naturaleza.
Amable Valenzuela y Saymon Díaz, dos de los más experimentados empresarios artísticos del país, explican cómo el patrocinio de marcas se convierte en una especie de salvavidas para poder realizar presentaciones de artistas de alto nivel.
Valenzuela, es líder en montaje de espectáculos del género tropical. Explicó que el artista contratado recibe el dinero pactado libre de impuesto y de todo riesgo.
Puso como ejemplo que para traer al país agrupaciones salseras como Gilberto Santa Rosa y el Grupo Niche, se requiere de una contratación de hasta 100 mil dólares, 75 y 35 mil dólares, dependiendo de la capacidad del lugar donde se presenten.
Como empresario, Valenzuela debe asumir boletos aéreos, impuesto de turismo, de carga de equipaje, transportación local y alojamiento.
También el montaje del evento, productor artístico, alquiler del local, equipos técnicos como luces y sonido, suplidores.
Además, debe pagar el Impuesto Sobre la Renta, sobre la ganancia del show a la Dirección de Impuestos Internos, un porcentaje a la Sociedad General de Autores, Compositores y Editores de Música Dominicanos,
“Realmente, el margen de ganancia por venta de boletas es muy poco y se depende mucho del patrocinio”, afirmó Valenzuela.
Las empresas patrocinadoras de eventos artísticos son mayormente marcas licoristas, telefónicas, bancos comerciales y compañías de emprendimiento.
Valenzuela acostumbra a realizar sus eventos preferiblemente en salones de hoteles, por contar con logística de tarima, mesas, personal, luces, sonido.
SOCIEDAD CON ARTISTA. Saymon Díaz es un joven con más de 20 años de experiencia y acostumbra a realizar eventos multitudinarios, en lugares amplios como el Centro Olímpico, con capacidad para 50 mil personas.
Estos escenarios están reservados para artista de envergadura, tales como Luis Miguel y Romeo Santos, ambos presentados por Díaz.
Reveló que la inversión más costosa es en producción y logística (tarima, sonido, luces, protección del terreno y seguridad), que en el Centro Olímpico puede costar entre 50, 200, 250 y hasta 300 mil dólares, dependiendo el artista.
“Muchas veces, montar el espectáculo es mucho más caro que contratar el artista”, indicó Díaz.
El empresario informó que el negocio ha cambiado bastante y cada negociación depende de la calidad del artista, que en muchos casos entran en una especie de sociedad con el empresario.
En tales casos, el mánager del artista prefiere cobrar al empresario una cuota mínima y compartir los riesgos de gastos y ganancias.
“Si el artista revienta el estadio, se puede ganar dos o tres veces de lo que se ganaba antes (por contratación), porque muchas veces, los mánager quieren llevase un porciento de beneficio”, explicó.
A modo de ejemplo, dijo que un artista como Luis Miguel paga su boleto aéreo, hospedaje y la carga, mientras el empresario le corresponde montar el evento, para lo cual requiere de mucho patrocinio.
“Por eso, tu no puede decir: Luis Miguel cobra x cantidad”, señaló.
Díaz indicó que el rango de cobro de un artista famoso y con mucha pegada, va sobre la facturación, para lo cual se le envía el presupuesto del evento, capacidad del lugar, precio de taquilla.
“En base a todos los gastos y entradas, el artista mayormente se lleva un porcentaje mayor al del empresario, que dependiendo su calidad, puede pedirte un 50 o un 60%. Si el artista es muy grande, va por más porcentaje”, comentó.
Explicó que la publicidad casi siempre se negocia con las marcas patrocinadoras.
“Sin patrocinadores, yo personalmente no estaría en este negocio, porque esos son los que te permiten realizar el evento. Necesariamente debes combinar bien el patrocinio con ventas de boletas”, expresó
Díaz lleva 20 años (más de la mitad de su vida) dedicado al mundo del espectáculo, negocio que definió como muy riesgoso, donde lleva meses de inversiones, trabajo y en un solo día, se puede perder una fortuna por lluvia, un huracán o cualquier otra eventualidad que afecte la asistencia del público.
Un factor que definió como determinante es que para ser empresario artístico, debe conocer bien el negocio y el rejuego, porque de lo contrario, si eres nuevo, tiene el fracaso como resultado.