Bogotá.- Las disparidades de género en la educación, en el trabajo y en la familia son el talón de Aquiles en Latinoamérica, donde se requieren más medidas gubernamentales a fin de lograr que “la igualdad sea un hecho y no un margen”.
El informe “Brechas de género en América Latina. Un estado de situación” del Banco de Desarrollo de América Latina- CAF, plantea la necesidad de que se apliquen políticas públicas y de financiamiento para que las mujeres tengan las mismas oportunidades que los hombres.
“Los hallazgos de este estudio evidencian la necesidad de generar amplios consensos para implementar políticas públicas que deriven en mayores niveles de autonomía económica, física y política de las mujeres latinoamericanas”, señala Julián Suárez, vicepresidente de Desarrollo Social de CAF.
Los siguientes son los principales problemas que plantea la región, según el mencionado estudio:
EDUCACIÓN: ACCESO Y PARTICIPACIÓN
Si bien el acceso a la educación por parte de las mujeres ha sido considerable y tienen cerca de un trimestre más de educación formal que los hombres, aún se presentan diferencias en algunos países, donde los hombres superan a las mujeres en años de educación.
En 1992, en promedio, una mujer adulta en un país latinoamericano solo había logrado completar la escuela primaria. En 2015, las mujeres avanzaron y lograron completar la primera etapa de la escuela secundaria.
En doce de los dieciocho países de América Latina las mujeres ya superan a los hombres en años de educación, con una ventaja promedio de 7 meses, mientras que en Bolivia, Guatemala y Perú se presenta una mayor desventaja de las mujeres respecto a los hombres en la población adulta de 25 a 54 años.
ANALFABETISMO DE LAS MUJERES EN ZONAS RURALES
Las mujeres que viven en zonas rurales padecen la mayor falta de acceso a la educación y eso se está reflejando en otra realidad: el analfabetismo.
El índice de analfabetismo supera al de los hombres en esas zonas, donde más del 14 % de ellas en edades de 25 a 34 años declara que no sabe leer y escribir y esto se suma a la deserción escolar.
En Guatemala, el 28 % de las mujeres de 25 a 54 años se declaran incapaces de leer o escribir (en áreas rurales el porcentaje ronda el 40 %), mientras que en Nicaragua, El Salvador y Honduras la cifra es de más del 10 %.
Casi uno de cada tres hogares latinoamericanos es liderado por una mujer y no se trata de un hogar pobre, lo que significa que este empoderamiento ha aumentado “la cantidad de hogares biparentales, jóvenes y con elevado nivel educativo, liderados por una mujer”.
Según la CAF, en la mayoría de los hogares la jefatura sigue concentrada en hogares pobres sin cónyuge presente, con bajos niveles educativos y mujeres en edades maduras.
El informe asegura que la jefatura femenina aumentó de 16,7 % a 30,4 % durante los últimos 20 años en mujeres identificadas como jefas aun cuando no lideran económicamente el hogar.
En Brasil, Uruguay y Argentina el porcentaje de hogares con jefatura femenina que son monoparentales es menor al 50 % en Guatemala y Honduras representa alrededor del 80 %.
El reto está en repensar que si una mujer lleva las riendas de su hogar no se relacione con “vulnerabilidad” pues la sociedad está reflejando avances, pero aún persisten los estigmas de quién manda en la casa es el hombre.
TODO SIGUE IGUAL EN TAREAS DEL HOGAR
La CAF reveló que las mujeres todavía dedican una proporción de tiempo muy superior a tareas domésticas en comparación con los hombres, y se evidencian más con presencia de niños.
En México, Honduras y Guatemala representa aproximadamente el 40 % mientras que en el otro extremo, en Uruguay, Chile, Paraguay y Argentina este grupo no supera el 20 %.
En un país latinoamericano, las mujeres dedican más del triple de tiempo a tareas no remuneradas en el hogar: un 20 % comparado con el 6 % de tiempo dedicado por los hombres. Aunque hay hombres jóvenes que participan de manera cada vez más activa, pero no hay grandes cambios.
SALARIOS
En promedio el salario medio de una mujer latinoamericana es de un 11 % más bajo que el de un hombre, y el margen sube hasta un 22 % cuando se comparan trabajadores con características similares.
“La participación de las mujeres en el mercado laboral es deseable desde varios puntos de vista, entre otras razones por sus efectos sobre el empoderamiento y la reducción de la pobreza, por lo que la promoción del empleo femenino debería ser uno de las metas sociales prioritarias”, se indica en el informe.
De cada diez trabajadores de entre 25 y 54 años de edad en América Latina, solo cuatro son mujeres. Cuando están ocupadas, trabajan un promedio de 40 horas a la semana, ocho menos que los hombres.
EL PERFIL DEL EMPLEO
Una de las situaciones que revela aún más la brecha en el mundo laboral es el perfil y la participación, entre más educadas menos ámbito de ejecución tienen, es decir, que el nivel educativo no es valorado a la hora de acceder a mejores puestos de trabajo.
Los salarios son también un reflejo de esa falta de equidad.
Las que conviven con sus parejas, por un lado, y las que tienen menor educación formal, por otro, tienen tasas de participación laboral particularmente bajas.
La estructura sectorial del empleo femenino en la región no ha cambiado mucho en las últimas décadas, excepto por el aumento de este en servicios calificados y en la administración pública, a costa de una menor participación en actividades primarias e industriales.
Carolina Flechas