Un estudio realizado por la revista Nature demostró que tener callos gruesos en los pies ofrece una protección similar a la de los zapatos que utilizamos.
De acuerdo al artículo, las callosidades son áreas engrosadas de la capa externa de la epidermis que normalmente se forma en humanos y otros animales cuando la piel está expuesta a diferentes roces.
El estudio médico indicó que los callos de mayor volumen y dureza en las personas, no altera la sensibilidad de los nervios en las plantas de los pies y desmiente así, la hipótesis que existía hasta ahora de que planteaba que los más gruesos podrían reducir la percepción sensitiva.
La investigación estuvo a cargo de paleontólogos y antropólogos de la Universidad de Harvard y científicos de la de Chemnitz en Alemania.
El total de personas consultadas fueron 103, en los que se encontraron 82 kenianos y 22 estadounidenses. Fueron sometidos a exámenes sensoriales de la planta del pie, así como mediciones de las propiedades mecánicas de la misma y del grosor de los callos. Mitad de ellos usa zapatos y la otra mitad camina descalzo.
De su lado, Daniel E. Lieberman, uno de los autores de este análisis opina que tener callosidades en los pies no significa que sea totalmente bueno, pero los callos permiten “sentir mejor” el mundo que nos rodea.
“Los zapatos protegen más el pie, pero los callos nos permiten sentir mejor el mundo. Así que si regularmente andas descalzo, como solían hacer nuestros ancestros, sí es bueno tener callos”, dijo Lieberman.
Este estudio es el primero que se realiza en el que se mide el grosor de los callos en los pies y sus efectos.