El éxito que cosechó El guardaespaldas, la película de 1992 protagonizada por Kevin Costner y Whitney Houston, fue tan grande que Hollywood estaba decidida a hacer una secuela del filme, esta vez con la mismísima Diana de Gales como protagonista. Así lo ha desvelado el propio Kevin Costner en una entrevista con Lola Ogunnaike en Couch Surfing del canal People TV.
Después de confesar que la mujer a la que el actor lleva en volandas en el icónico cartel de El guardaespaldas no es en realidad Whitney Houston, el protagonista de Bailando con lobos se lanzó a por todas y también contó que la exmujer del príncipe Carlos de Inglaterra, lady Di, llegó a aceptar la propuesta: “Al estudio le gustó la idea de hacer un Guardaespaldas 2 similar al de Whitney” y añadió: “Recuerdo que ella dijo: ‘¿Vamos a tener una escena de besos?’ Pero lo dijo de una manera muy respetuosa: estaba un poco nerviosa porque creo que su vida estaba muy controlada en ese momento. Y dije: ‘Sí, va a haber un poco de eso, pero ya lo negociaremos bien’”, recordaba el protagonista de Los intocables de Eliot Ness.
Los nervios de la princesa
Diana de Gales preguntó: “¿Vamos a tener una escena de besos?”, y Kevin Costner le respondió: “Sí, va a haber un poco de eso, pero ya lo negociaremos bien”, recuerda el actor
Sin embargo, los planes de futuro de la princesa como actriz de éxito se vieron truncados tras el terrible accidente mortal que le costó la vida y a su acompañante Dodi Al Fayed en París, cuando su coche, que era perseguido por los paparazzi tras salir del hotel Ritz se estrelló contra el puente del Alma. La casualidad quiso que Costner recibiera el guión de la secuela en agosto de 1997, un día antes de que la Diana muriera, a los 36 años.
Fatídico accidente
El día que murió Diana, que hoy hubiera cumplido 58 años, estaba al cuidado del número dos de seguridad del hotel Ritz, Henri Paul, que conducía el coche
Justo hoy, la princesa hubiera cumplido 58 años, si no hubiera fallecido en un accidente causado, como determinaron investigaciones oficiales, por la ebriedad de Henri Paul, que conducía el vehículo a demasiada velocidad. Paul, que también falleció en el siniestro, no era conductor profesional, sino el número dos de seguridad del hotel Ritz, propiedad de los Al Fayed. Irónicamente, en el accidente sólo sobrevivió el guardaespaldas Trevor Rees-Jones.
Fuente: La Vanguardia