El Accidente Cerebrovascular (ACV) es una patología que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), representa la segunda causa de muerte y la primera de incapacidad entre los adultos.
En el mundo 15 millones de personas sufren un evento vascular cerebral al año en todo el mundo. Y en la Argentina se produce 1 accidente cerebrovascular cada 9 minutos, es decir 126.000 casos. Esto se traduce en que mueren 18.000 individuos por año en nuestro país por esta causa. Un dato excluyente es que el 50% tiene su causa debido a la hipertensión arterial.
“Se trata de una enfermedad de las arterias que llevan sangre al cerebro,el cual puede sufrir lesiones de distinta consideración que muchas veces se manifiestan en cambios de comportamiento; problemas en la memoria y en la movilidad; espasmos musculares; inconvenientes al tragar, hablar o entender a los demás y hasta alteración de la sensibilidad en determinadas partes del cuerpo”, precisó a Infobae Miguel Schiavone, médico cardiólogo (MN 122.283), miembros de la FCA.
Y no solamente afecta a la persona que lo sufre sino que también golpea a su entorno familiar y de amigos. “La familia debe acompañarlo ya que en ocasiones queda imposibilitado para auto valerse. Esto también genera un cambio en la dinámica familiar, como puede ser dejar de aportar económicamente al hogar; requerir controles de salud más estrictos, acompañamiento; o incluso en ocasiones se necesita institucionalizarlo”, agregó Schiavone.
Esto provoca algunos inconvenientes en el paciente, al querer continuar con las actividades que realizaba antes de haberlo sufrido. Por lo que la depresión posterior suele ser muy común, hasta que se aprende a vivir y convivir con estos cambios.
“Por eso, conocer de qué se trata esta enfermedad, cuáles son sus signos de alerta para una detección a tiempo y cómo podemos prevenirlo pone a la comunidad en una posición de información inigualable para poder tomar las mejores decisiones sobre la vida que quiere llevar. Muy lejos de generar pánico, desde la Fundación Cardiológica Argentina buscamos transmitir conocimiento y acciones hacia una vida más sana”, precisó Schiavone.
La doctora Maia Gomez Schneider (MN 133267), médica especialista en Neurología Vascular del área de Enfermedades Cerebrovasculares en el Instituto de Neurología y Neurocirugía del Sanatorio de Los Arcos explicó: “Existen dos tipos de ACV: el isquémico, que se produce cuando se obstruye una arteria cerebral y por lo tanto, se produce la falta de irrigación del cerebro, y el hemorrágico, que sucede por la ruptura de una de esas arterias, que genera un sangrado en el este órgano”.
Esta patología puede producir alteraciones en la movilidad, el lenguaje, la visión o el pensamiento, dependiendo de la zona afectada y del momento en que se inicie el tratamiento: cuando más rápido suceda, el paciente tendrá mayores posibilidades de recuperarse.
La especialista detalló cuáles son los síntomas de un ACV. “En general, aparecen de manera súbita, por lo que es imprescindible poder reconocerlos con anterioridad”, dijo. Los más frecuentes son:
• Debilidad o falta de sensibilidad de la cara o en brazos o piernas, especialmente de un solo lado.
• Alteraciones del habla, ya sea por no comprender o no poder expresarse correctamente.
• Alteraciones visuales de un ojo o los dos.
• Alteraciones del equilibrio y la coordinación.
• Cefalea muy intensa y repentina
¿Qué hacer ante la presencia de síntomas de un ACV?
“Ante la presencia de alguno de estos síntomas, es fundamental llamar inmediatamente al servicio de emergencias médicas o acudir a un centro de salud especializado. Es importante consultar aún si los síntomas desaparecieron, ya que el riesgo de volver a sufrirlos es muy alto en las primeras horas”, indicó Gomez Schneider, que puntualizó que una vez en contacto con los profesionales, se evaluará el cuadro y se indicará el tratamiento adecuado.
Y agregó: “El ACV isquémico agudo puede tratarse dentro de las primeras 4 horas y media de su aparición, a través de medicación endovenosa cuya finalidad es intentar revertir o minimizar los síntomas. En algunos casos, si se identifica un coágulo, se puede intentar “destapar” la arteria con un cateterismo dentro de las primeras 24 horas de sucedido”.
Los principales factores de riesgo para el desarrollo de un ACV pueden ser la hipertensión arterial, la diabetes, el colesterol elevado, el tabaquismo, el sedentarismo, la obesidad y el alcoholismo. Por eso, el control de ellos puede disminuir el riesgo de desarrollo de cualquiera de los eventos.
• Hacer ejercicio: el efecto protector de la actividad física presenta innumerables beneficios para la salud. No es necesario hacer Triatlón. Desde caminar de forma continua (por lo menos 4 veces por semana, 40 minutos) hasta realizar alguna actividad física más exigente, son suficientes para reducir la presión arterial, disminuir la glucemia, el colesterol y el exceso de peso corporal.
• Llevar una dieta saludable: sobre todo disminuir el consumo de sal y aumentar la ingesta de comidas con alto contenido de potasio y fibras (frutos secos, vegetales y frutas entre otros).
Fuente: Infobae