Bogotá, EFE.- El rezago de las protestas de ayer en Colombia contra las políticas del Gobierno del presidente Iván Duque, en las que hubo brotes de violencia en varias ciudades, generó este viernes nuevos disturbios en varias zonas de Bogotá, donde encapuchados se enfrentaron a la Policía.
Desde temprano, el sistema de transporte público masivo Transmilenio fue bloqueado por personas que no permitieron que los autobuses iniciaran su recorrido en varias estaciones del sur de la ciudad y de Soacha, municipio aledaño a la capital.
Debido a los bloqueos, miembros del Escuadrón Móvil Antidisturbios de la Policía (ESMAD) llegaron a las cercanías del Hospital de Meissen y allí fueron recibidos por vándalos que les lanzaron piedras y palos.
Ante estos ataques, los policías respondieron con gas lacrimógeno, lo que no diezmo la turba de manifestantes que solo abandonaron el lugar debido a la fuerte lluvia.
Este panorama se repitió en otros sectores de la ciudad como en el Portal de las Américas, uno de los terminales donde inician su recorrido varios autobuses en el occidente de la ciudad y donde el ESMAD llegó para controlar a los manifestantes que quemaron neumáticos.
Estos desmanes ocurren pocas horas después de los actos vandálicos que se realizaron en Bogotá, Cali y otras ciudades al cierre de una jornada de protestas que en su mayoría transcurrieron de forma pacífica y que fueron convocadas por sindicatos que rechazan la política social y económica del presidente Iván Duque.
Las calles de varias ciudades colombianas fueron copadas ayer por miles de colombianos hasta bien entrada la noche, cuando un súbito cacerolazo retumbó en la mayoría de los barrios de la capital y contagió a otras localidades.
En Bogotá, fueron atacadas 68 estaciones del Transmilenio, al igual que 66 autobuses y el Capitolio, el Palacio de Justicia y el Palacio Liévano, sede de la Alcaldía.
Según el alcalde de la capital, Enrique Peñalosa, estos desmanes ocasionaron pérdidas por 20.000 millones de pesos (unos 5,8 millones de dólares), por lo que para evitar nuevos brotes de violencia decretó la ley seca a partir del mediodía de hoy y hasta las 12.00 hora local (17.00 GMT) de mañana.
De igual forma, el alcalde de Cali, Maurice Armitage, decretó anoche un toque de queda debido a los saqueos a establecimientos comerciales que ocurrieron en esa ciudad, la tercera de mayor importancia en Colombia.