La Habana, EFE.- Una fábrica cubana de cemento comenzó a quemar neumáticos desechados como alternativa para ahorrar carbón importado, en un momento de escasez de suministro de combustible a nivel nacional que el Gobierno atribuye al refuerzo de las sanciones económicas de Estados Unidos.
La empresa estatal Cementos Cienfuegos S.A. incinera entre 130 y 150 neumáticos diarios como parte de un proyecto que en su fase inicial permite sustituir en un 5 por ciento el coque de petróleo con el consiguiente ahorro económico, informaron este martes medios oficialistas en La Habana.
El gerente de esa planta, Ernesto Gálvez, explicó que con recursos de la propia fábrica prepararon la infraestructura para asumir la quema de esos desechos en una primera etapa de adecuación, para después mejorar paulatinamente.
El objetivo es quemar hasta 400 neumáticos diarios para reducir el consumo energético de la fábrica enclavada en la provincia de Cienfuegos (sureste), con una capacidad de producción de 1,5 millones de toneladas de cemento al año destinadas al consumo nacional y la exportación.
Para este año pretende exportar 150.000 toneladas tras permanecer un quinquenio fuera del mercado internacional, según refiere el periódico Granma.
El empleo de neumáticos, aceites recuperados y lodos petrolizados está relacionado con el cambio de la matriz energética de una industria que intenta mantener la producción con un menor consumo de combustibles, según directivos de la fábrica.
Los hornos de cemento y de clínker (producto que se muele para fabricar el cemento Portland) funcionan a una temperatura de unos 1.600 grados y se consideran un incinerador ideal para gestionar cualquier tipo de desechos con emisiones no contaminantes, según explicaron especialistas de la empresa.
En ese sentido, señalaron que la seguridad y confiabilidad de los sistemas aplicados en las instalaciones de la fábrica están avalados por certificaciones y autorizaciones del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma) y otras instituciones.
En septiembre de 2019, el Gobierno cubano anunció que el país se enfrentaba a una complicada situación energética “coyuntural” porque había dejado de recibir petróleo temporalmente debido a las presiones de EE.UU. a las navieras para evitar la llegada de combustible a Cuba en represalia por su apoyo a Venezuela, su principal proveedor.
Esa situación afectó particularmente al combustible diésel y ante esa circunstancia las autoridades de la isla dispusieron una serie de “medidas de ajuste y ahorro” en el transporte estatal, así como la reducción del gasóleo asignado a organismos y empresas, y de los horarios de climatización en dependencias adscritas a la administración.
El país caribeño también sufre escasez en el suministro de gas licuado de petróleo (GLP), con 1,7 millones de familias afectadas, según el Gobierno, que culpa de ello a EE.UU.
En los últimos meses la Administración del presidente Donald Trump ha aplicado nuevas sanciones contra Cuba que han impactado con dureza en su economía.
Desde que llegó a la Casa Blanca en enero de 2017, el presidente Donald Trump ha endurecido la política hacia Cuba con reducciones del personal diplomático, el aumento del embargo comercial, restricciones a los cruceros y limites a los viajes de estadounidenses a la isla.