Las inyecciones de cortisona son usadas como calmantes para el dolor y la inflamación en zonas específicas del cuerpo. Mayormente en las articulaciones de la cadera, el tobillo, la columna vertebral, el codo, la rodilla, la muñeca o el hombro.
Pero es un medicamento que puede tener efectos secundarios, incluyendo inflamación articular, pérdida de piel y de partes blandas, debilidad, lesión en los nervios o pérdida del hueso cercano a la zona inyectada, osteoporosis, entre otros riesgos más.
Mayoclinic.org reseña que una inyección de cortisona incluye un anestésico local y un corticoesteroide, actuando ambos como tratamiento local, no sin antes producir dolor e inflmación que puede durar hasta 48 horas como proceso normal de recuperación.
¿Para qué funciona una inyección de cortisona?
Mayormente esta inyección es utilizada para tratamiento del dolor e inflamación causados por la artritis reumatoide y la artritis inflamatoria.
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Se usa también para otras afecciones como la gota, la artritis psoriásica, la artritis reactiva, la tendinitis, la fascitis plantar y la bursitis.
Su uso debe estar recetado por un médico especializado que controle las inyecciones, ya que aplicar cantidades excesivas durante el mismo año puede tener múltiples consecuencias para la salud. Los expertos recomiendan no más de cuatro inyecciones de cortisona al año, por lo que debes consultar a tu médico antes de aplicar este tratamiento.
La Opinión