Oakland (EE.UU.).- Resuenan por todo el centro de la ciudad y levantan los ánimos de los miles de adolescentes que marchan al clamor de la justicia racial. Son las campanas de la Primera Iglesia Presbiteriana de Oakland, en California, que se han erigido en actor principal de las protestas.
Frente al elegante edificio de mediados del siglo XIX, baja un río incesante de manifestantes, cuya edad media no supera los veinte años, puesto que se trata de una marcha convocada por alumnos de los institutos de la ciudad para honrar la memoria del afroamericano George Floyd, muerto a manos de un agente blanco en Mineápolis, y denunciar la brutalidad policial.
EL PARROCO Y LOS FELIGRESES ARENGAN LA PROTESTA
La marcha en Oakland transcurre de forma pacífica, y al pasar frente a la iglesia, el párroco y una decena de feligreses -cuya edad media triplica o cuadruplica la de los manifestantes- les arengan con gritos a favor de la igualdad racial y repicando unas campanillas cuyo ruido se pierde completamente entre el imponente ritmo de sus hermanas mayores proveniente de lo alto del campanario.
Los adolescentes sonríen al pasar frente al templo cristiano, responden a las arengas elevando la potencia de sus cantos y, aproximadamente cada treinta segundos, un manifestante abandona el pelotón para hacer una rápida incursión en la iglesia, cuyas puertas están abiertas y los feligreses les indican el camino a los servicios.
La protesta de este lunes en Oakland, una de las poblaciones más deprimidas y con mayor presencia de afroamericanos del área de la bahía de San Francisco, fue de las más concurridas que se han vivido estos últimos días en la zona -la Policía local calculó el número de asistentes en torno a 15.000-, y transcurrió de forma totalmente pacífica hasta el final.
TRAS LA MARCHA PACÍFICA LLEGAN LOS DISTURBIOS
Repitiéndose el patrón habitual, cuando la marcha ya había llegado a su destino en el centro de la ciudad, se habían terminado los parlamentos y la mayor parte de los asistentes se habían retirado, fue cuando se produjeron enfrentamientos violentos con la Policía, que roció a quienes quedaban con gas lacrimógeno.
Además, este lunes fue el primer día de toque de queda en Oakland (poblaciones aledañas como San Francisco, San José, Santa Clara y Walnut Creek ya lo decretaron el domingo), y los enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad empezaron justo treinta minutos antes del inicio del mismo, a las 19.30 hora local.
“Este país tiene un problema de violencia policial contra las personas negras. No podemos mirar hacia otro lado. Si lo hacemos, los blancos somos culpables. Tenemos que luchar todos juntos”, dijo a Efe Elana, una estudiante de 16 años que marchó junto a otras tres chicas de su clase.
A lo largo del recorrido, la gran mayoría de establecimientos se encontraban tapiados con maderas para prevenir saqueos como los de los últimos días, y aquellos pocos que no lo estaban, tenían en sus escaparates carteles con el siguiente texto: “tienda propiedad de una persona negra”.
Fuente EFE