Madrid.- El silencio del momento previo. El estruendo de la explosión de alegría que produjo en todo el país y la calidad de cada jugador de aquella selección fueron la inspiración para que Carlos del Olmo creara en acero y bronce el gol de Andrés Iniesta que dio al juego de España el título mundial en Sudáfrica 2010.
Como seguidor y jugador aficionado, este arquitecto madrileño siguió aquella final por televisión desde su domicilio. Pero por ir un momento a la cocina se perdió el gol. Un gol que luego vio muchas veces, también solo en su cabeza, y que dejó plasmado en la obra “Acción-Reacción”, con la que ganó el concurso de ideas convocado por el Consejo Superior de Deportes, donde se expone de forma permanente.
“En mi confección de la escultura, que creo que está a caballo entre escultura y arquitectura, hubo tres ideas clave: lo que es la métrica del deporte y la geometría en los campos de juego, en este caso de fútbol; el juego de la selección nacional, que era un juego de equipo en mayúsculas, jugadores únicos cada uno en su puesto de tremenda calidad; y la ilusión que despertó aquella final y la reacción por la importancia de ese gol de Iniesta”,
Diez años después de esto, Carlos del Olmo lo recuerda en una conversación con EFE, en la que detalla que para el desarrollo “partió de una idea principal que era un pórtico, una portería (dos pilares y una viga)”, que tiene una inscripción lateral diseñada especialmente, “y un balón, dos elementos indispensables en la práctica del deporte”.
“Esos dos elementos juntos, el rectángulo de la portería y el balón circular, tienen algo de cóncavo y convexo por el posicionamiento del balón justo en el plano de entrada. Algo que emana de la geometría propia del deporte y que evoca el silencio, el instante de silencio justo que hubo a nivel nacional antes de la celebración de ese gol. De ahí el lema que le puse de acción-reacción”, comenta.
También cuenta que quiso reflejar todo eso en un proyecto, basado en la proporción de vano del pórtico, de 1 a 3 que es la de normativa, con una dimensión de unos 735 x 245 centímetros en la portería de acero inoxidable y un balón de bronce de 22 centímetros de diámetro y 16 kilos.
“El balón está sostenido por 23 cables más uno, diferentes cada uno, que emanan y representan a los jugadores y al entrenador. El aspecto final es un poco de tela de araña porque busca ese juego de toque de la selección, incesante, de participación de todos los jugadores”.
Profesional actualmente en un estudio de urbanismo, su vocación mezclada con la arquitectura, dice que su obra también evoca a un reloj, por los 24 puntos métricos que en principio iban a ir tallados,y “a una ventana rota, rememorando el juego de niños con ese balonazo que rompe y con la posición del balón, a 0,70 centímetros de altura de la línea, que es la posición del gol de Iniesta”.
“Pusimos”, rememora, “una primera piedra como si fuera una obra de un edificio con una cajita en la que van varias cosas, un periódico, unas monedas, un dibujo de una amiga de mi hijo… como se hace con la primera piedra de edificios significativos. Algún día cuando no aguante y tengan que excavar, aparecerán”.
Tras la elección de su proyecto, en un concurso al que concurrieron una veintena, la ejecución del mismo llevó varios meses en los que no oculta que hubo “ciertas tiranteces con el CSD por los plazos y el presupuesto” sobre todo, hasta su presentación el 18 de marzo de 2011, en la que recuerda coincidir con Vicente del Bosque y Ángel Villar, en representación de la selección.
“Me habría gustado hacer cosas de otra manera, pero estoy totalmente agradecido de la elección de mi idea y satisfecho con el resultado. Aquello fue un hito en la historia del fútbol español y para mí un orgullo haber podido hacer una escultura conmemorativa. Es muy difícil que se den los condicionantes que se dieron con la selección, con jugadores de una calidad altísima en cada puesto, pero soy optimista porque la secuela está ahí y cuando ya se ha conseguido una vez se puede”, augura el creador de un gol que con su firma y la de Iniesta también es parte de la historia.