Buenos Aires, EFE.- Con más de un millón de contagios desde el inicio de la pandemia y 29.301 fallecidos, Argentina inicia este lunes una nueva extensión de las medidas para frenar el coronavirus, que transita entre la nueva normalidad de Buenos Aires y la delicada situación que viven algunas de las provincias del interior del país.
Hace meses, la ciudad de Buenos Aires y su populosa área metropolitana (AMBA), la zona más poblada y motor económico del país, era el principal foco de transmisión viral, con una cifra de contagios que representaba más del 90 % del total, una tendencia que se revirtió y ahora preocupa la situación de provincias como Córdoba y Santa Fe (centro), mientras que la curva en la capital comienza a descender.
De los 11.712 nuevos casos reportados este lunes por el Ministerio de Salud, el 35,93 % corresponden a personas con residencia en la capital o la provincia bonaerense, mientras que el 64,07 % restante se encuentran en el resto del país, y es en estos lugares de mayor tránsito viral donde se mantendrán las principales restricciones a la circulación.
RESTRICCIONES Y DOS REALIDADES
La nueva extensión de las restricciones, que el presidente Alberto Fernández anunció el viernes pasado y fue publicada hoy en el Boletín Oficial, se mantendrá, por lo menos, hasta el próximo 8 de noviembre, y mantiene la diferencia entre zonas afectadas por las medidas de distanciamiento obligatorio y las de aislamiento obligatorio.
En aislamiento siguen el AMBA y algunas poblaciones de las provincias de Buenos Aires, Chaco, Chubut, Córdoba, La Rioja, Mendoza, Neuquén, Río Negro, Salta, San Juan, San Luís, Santa Cruz, Santa Fe, Santiago del Estero, Tierra del Fuego y Tucumán.
En estos lugares se mantienen medidas como el uso exclusivo del transporte público para los trabajadores considerados esenciales o la necesidad de aprobar protocolos de higiene y sanitarios para la reapertura de actividades económicas, mientras que las reuniones sociales se reservan a los espacios abiertos.
BUENOS AIRES, HACIA LA NUEVA NORMALIDAD
La ciudad de Buenos Aires mantiene el plan de reapertura económica de los últimos meses, en los que la curva de contagios se mantuvo estable y comenzó su descenso, y para esta nueva etapa contempla el retorno presencial para los alumnos de algunos cursos, la habilitación de actividades universitarias y de investigación y la apertura de museos.
Los locales gastronómicos podrán atender a clientes en el interior (hasta ahora solo estaban habilitadas las terrazas), los gimnasios y centros de danza podrán abrir con cupos limitados y las actividades religiosas podrán concentrar a 20 personas en el interior y otras 20 al aire libre.
En los próximos días se terminarán de decidir protocolos y normativas para otras actividades en la ciudad, como el papel que jugará en el retorno del turismo, que este sábado anunció el ministro de Turismo y Deportes, Matías Lammens, y que contempla que se abrirán de manera “inminente” las fronteras por aire y por mar con los países limítrofes para turismo de cara a la cercana campaña veraniega, que comienza en diciembre.
El ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, aseguró que están trabajando en un protocolo conjunto con las autoridades nacionales, que anunciarán “en los próximos días”, “para que no le ocurra a un turista que tenga unas condiciones para llegar a la ciudad y otras condiciones para pasar de la ciudad a otro lado”.
PREVENIR POSIBLES REBROTES
Mientras la capital se encuentra en un momento decreciente de la curva de contagios, las autoridades confían en que esta siga a la baja si se cumplen las medidas establecidas y comienzan a planear la estrategia para los posibles rebrotes, como los que están viviendo varios países de Europa.
“Lo que nosotros ya tenemos que estar trabajando entre todos, y la ciudadanía tiene que empezar a reflexionar sobre este aspecto también, es cómo mitigar o evitar un potencial rebrote, porque se ha demostrado, Europa ha demostrado, que luego de una primera curva las condiciones pueden volver a darse para que vuelva a haber un rebrote y tenemos que trabajar ya en ese aspecto”, precisó Quirós en el reporte diario del ministerio.
En este sentido apuntó a la necesidad de “seguir intensificando y ampliando toda la estrategia de testeo y rastreo” y una mejor comprensión de los escenarios de contagio.
VARIAS PROVINCIAS, AL BORDE DEL COLAPSO SANITARIO
Más allá de la cifra de contagios y fallecimientos, las autoridades tienen el foco en el nivel de ocupación del sistema sanitario, especialmente en las unidades de terapia intensiva, en las que según las últimas cifras oficiales se encuentran internadas 5.038 personas con covid-19.
El nivel de ocupación de estas camas por cualquier patología es del 64 % a nivel nacional, mientras que en algunas provincias la situación es más preocupante, como ocurre en la sureña Neuquén, donde la ocupación asciende al 96 %, Rio Negro (sur, 90 %) y Tucumán (norte, 87 %).
Argentina suma más de siete meses de restricciones para frenar la pandemia, que en un principio fue una cuarentena estricta y homogénea para todo el país y de forma gradual derivó en el sistema actual, un tiempo en el que el número de contagios fue ascendente y que llevó al país a ser el sexto del mundo con más casos según el estudio independiente de la universidad Johns Hopkins, en el que ocupa el puesto 12 de países con más muertes.
Hasta la fecha, las autoridades sanitarias del país suramericano reportaron un total de 1.102.301 personas que han padecido coronavirus desde marzo, de las cuales 29.301 fallecieron.
El número de recuperados asciende a 909.586 personas, lo que representa un 82,51 % del total, mientras que 192.715 (17,48 %) tienen el virus en estado activo.
El número de test realizados es de 2.850.102 (26.448 informados hoy) lo que supone un nivel de 62.809 pruebas por cada millón de habitantes, con una positividad cercana al 45 por ciento.