Filadelfia/Detroit/Washington, EFE.- Millones de estadounidenses votaron este martes en ciudades blindadas y entre negocios tapiados, un panorama extraordinario que reflejó el temor a un estallido de violencia derivado de la extrema polarización que vive el país.
En Washington, Filadelfia, Detroit y otras localidades estadounidenses se han diseñado planes para evitar posibles brotes violentos, mientras los diferentes comercios instalaron tablones de madera en los vidrieras y puertas, ante la posibilidad de que se registren disturbios.
El tránsito por algunas vías que conducen al corazón de la capital estadounidense, donde está ubicada la Casa Blanca, permanecía restringido debido a las movilizaciones convocadas para el final del día, cuando se esperan conocer las primeras proyecciones de las urnas.
FILADELFIA EN CALMA
En el centro de Filadelfia, en Pensilvania, uno de los estados clave, había pocas personas en los lugares de votación, donde se registraban escasas filas, en medio de cierta tensión, según pudo constatar Efe.
En la zona había una importante presencia policial, con los escaparates y entradas de tiendas, además del acceso a hoteles, tapiados con tablas de madera.
Aún así se respiraba un ambiente de normalidad, con cierto aire de recelo, especialmente cuando llegaban periodistas a los centros de votación.
Un seguidor del presidente de EE.UU., Donald Trump, que se identificó como Thomas aseguró a Efe que si el líder demócrata Joe Biden gana, en los próximos cuatro años el país se dirigirá hacia una “guerra civil con constantes altercados y disturbios en las calles”.
Buscando alegrar la jornada, un camión con música afroamericana recorría la ciudad llamando a los ciudadanos a votar exhibiendo un cartel con el mensaje: “Lleva júbilo a las urnas”.
En Wilmington (Delaware), ciudad de residencia de Biden, se observaban bastantes personas haciendo cola a las puertas de los centros de votación.
Uno de ellos, Wesley Magness, quien votó en un colegio cercano a la residencia del aspirante demócrata, dijo a Efe que el recuento de los votos puede llevar tiempo, por lo que admitió tener miedo de que en los días posteriores a este martes haya choques y altercados.
DETROIT, CON PERMISO PARA PORTAR ARMAS
También discurría con tranquilidad la votación en Detroit, la localidad más grande del estado de Michigan y reconocida como la “ciudad motor” por ser la cuna de las tres principales empresas de la industria automotriz estadounidense.
En Michigan, un intento de la gobernadora demócrata Gretchen Whitmer de impedir que pudieran portarse armas en los centros de votación se hundió luego de ser rechazado por la Corte de Apelaciones de ese estado.
El tribunal argumentó que, aunque son válidas las preocupaciones por una posible intimidación de los votantes con armas de fuego, ese tipo de conductas han sido tipificadas como un delito en Michigan.
A comienzos de octubre pasado, las autoridades federales desvelaron un plan para secuestrar y posiblemente asesinar a Whitmer junto a otros miembros del Gobierno estatal antes de estas elecciones.
Un tribunal federal de Michigan acusó a seis personas formalmente de conspirar para cometer el secuestro de la gobernadora y de otros funcionarios, mientras que ese estado imputó delitos relacionados con terrorismo a otro grupo de siete miembros de la milicia “Wolverine Watchman”, una organización con ideas ultraderechistas que fue infiltrada por el Buró Federal de Investigaciones (FBI).
En otras ciudades, como Chicago, donde tuvieron lugar importantes movilizaciones raciales a mediados de este año, la Policía anunció que permanecería atenta para garantizar la tranquilidad e incluso capacitó a su personal para facilitar que las manifestaciones y grandes concentraciones transcurran “de manera segura”.
La tensión por los resultados electorales en Florida, un estado con una trayectoria vergonzosa de retrasos e irregularidades, se veía en los almacenes del Distrito de Diseño, en el centro de Miami, que se apresuraron esta mañana a instalar tablones de madera para proteger las vitrinas de posibles desmanes.
Alfonso Fernández, Jairo Mejía y Laura Barros