El trastorno de ansiedad generalizada (TAG) es común, perjudicial y no se trata. Aunque muchos pacientes con TAG buscan intervenciones complementarias y alternativas, incluido el yoga, faltan datos que respalden la eficacia de esta disciplina o cómo se compara con los tratamientos de primera línea.
El yoga kundalini puede ser útil para pacientes con trastorno de ansiedad generalizada, pero no es tan eficaz como la terapia cognitivo-conductual, la primera línea de tratamiento actual para el trastorno, señaló una nueva investigación llevada a cabo por un grupo de profesionales encabezados por la especialista Naomi M. Simon perteneciente al Departamento de Psiquiatría de la Escuela de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York.
El estudio aleatorizado de tres grupos de adultos con trastorno de ansiedad generalizada demostró que quienes practicaban con esta variedad de yoga y quienes recibían terapia cognitivo-conductual tenían tasas de respuesta a las 12 semanas más elevadas de manera estadísticamente significativa que los pacientes que recibían educación sobre el estrés. Sin embargo, las pruebas de no inferioridad demostraron que la intervención de yoga no fue tan eficaz como la terapia cognitivo-conductual.
La holística en los tratamientos
Dados sus múltiples componentes, “el yoga kundalini sería tan eficaz como la terapia cognitivo-conductual”, indicó la investigadora del estudio, la doctora Naomi Simon. Añadió: “Aun cuando los resultados contrastaron con nuestras expectativas, de alguna forma hacen sentido, por cuanto la terapia cognitivo-conductual es muy específica, especialmente para el trastorno de ansiedad generalizada”.
El trastorno de ansiedad generalizada “es un trastorno común que sin embargo sigue siendo subtratado. Las personas necesitan más opciones para poder tener acceso a atención eficaz basada en evidencia”, destacó Simon.
Los profesionales incluyeron pacientes adultos que habían recibido diagnóstico clínico de trastorno de ansiedad generalizada de dos centros académicos de especialidad desde diciembre de 2013 hasta octubre de 2019. Un total de 226 participantes (70% mujeres; promedio de edad 33,4 años).
En la terapia cognitivo-conductual se utilizó “un protocolo para trastorno de ansiedad generalizada basado en evidencia”, informaron los investigadores. La educación en torno al estrés hizo las veces de intervención de control y consistió en diversas charlas que incluían la importancia del ejercicio y la dieta sana.
Con cierta fortaleza
Sin embargo, en las pruebas adicionales los investigadores no pudieron concluir que el yoga fuera no inferior a la terapia cognitivo-conductual. “Por el contrario, no pudimos concluir que la tasa de respuesta de terapia cognitivo-conductual fuera más alta de manera estadísticamente significativa”, señalaron en el documento.
En el seguimiento a seis meses la tasa de respuesta fue más alta de manera estadísticamente significativa para terapia cognitivo-conductual frente a educación sobre el estrés, pero no para el yoga frente a la educación sobre el estrés.
Ninguno de los participantes refirió efectos adversos graves relacionados con el tratamiento. En relación con los efectos adversos no graves que “posiblemente” se relacionaron con el tratamiento, hubo tres informes de artralgias, uno de parestesias y uno de vértigo en el grupo que recibió yoga; tres informes de ansiedad, dos episodios de bulimia, y uno de depresión en el grupo con terapia cognitivo-conductual, y un informe de ansiedad en el grupo de educación.
“En general, los estudios disponibles y nuestros datos respaldan que el yoga puede ser una intervención útil, pero solo moderadamente potente para el trastorno de ansiedad generalizada”, citaron en el documento. “No obstante, dados los costos crecientes de la asistencia médica y los obstáculos para tener acceso a profesionales de salud mental capacitados, el yoga todavía puede tener una función en el tratamiento del trastorno de ansiedad generalizada como una intervención que es más fácilmente accesible”, añadieron.
“Se necesita más investigación para comprender quién realmente se puede beneficiar más del yoga y qué se puede hacer para ayudar a que estas respuestas perduren por un periodo más prolongado”, destacó Simond.