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“Ojalá vendierais escobillas”: cuando Bezos supo que Amazon podría vender todo

Madrid, 15 nov (EFE).- “Ojalá vendierais escobillas de limpiaparabrisas, porque tengo que cambiarlas ya”. Esta frase de un cliente fue el detonante para que Jeff Bezos supiera que la empresa que había fundado, Amazon, podría vender “cualquier cosa”, y así lo cuenta en un libro el que es hoy el hombre más rico del mundo.

“Crea y Divaga. Vida y reflexiones de Jeff Bezos”, de la editorial Planeta, es el título de este libro que se publicará simultáneamente en 20 países, el próximo 19 de noviembre y del que la Agencia Efe publica este domingo un adelanto con su capítulo “Por qué dejé un fondo de inversión” (disponible en www.efe.com), en el que el empresario cuenta cómo comenzó su aventura.

Prologado por el periodista Walter Isaacson, el libro cuenta cómo Jeff Bezos llegó a crear Amazon, una empresa que distribuye 10.000 millones de artículos al año en todo el mundo, una tienda abierta 24 horas todos los días del año, y relata su trayectoria y reflexiones.

Desde recuerdos familiares a claves de sus decisiones empresariales, el libro explica, entre otras cuestiones, la razón por la que Bezos abandonó el fondo de inversión en el que trabajaba en 1994 para montar su propia empresa.

“En 1994 poca gente había oído hablar de internet. Era una cosa de físicos y científicos. Nosotros lo usábamos poco pero me di cuenta de que su crecimiento anual era del 2300%. Cualquier cosa que crezca a ese ritmo, por diminuta que sea, se convertirá en algo grande”.

El germen de Amazon fue pensar en una idea de negocio basada en internet y de lo que se podía vender online. Y escogió poner a la venta una oferta universal de libros porque, recuerda, “tienen una característica poco habitual, la categoría libros contiene más elementos que cualquier otra. Había más de tres millones disponibles y las librerías más grandes solo tenían 50.000 disponibles”.

Para poner nombre a la empresa, pensó en el río más grande del mundo, el Amazonas. Aunque en alguna ocasión ha explicado que anteriormente la denominó “Cadabra”, por “abracadabra”. Pero al decírselo a un abogado a la hora de constituir la empresa, éste le preguntó, “¿cadáver?”. Y cambió su nombre.

A los libros les sucedieron la música y los vídeos, pero en una consulta a clientes uno de ellos le expresó su interés por esas “escobillas de limpiaparabrisas”. Entonces “podemos vender cualquier cosa”, pensó entonces Bezos, que siempre ha querido que Amazon fuera “la empresa más orientada al cliente del mundo”.

Su estrategia ante la pandemia del coronavirus, la curiosidad por la exploración espacial, su convencimiento de las virtudes del capitalismo, la preocupación por el medioambiente, su labor social o su filosofía de emprendimiento a largo plazo son otros de los aspectos que revela este libro.

Así, recuerda cómo su pasión desde que era niño por los viajes espaciales ha cuajado en la iniciativa Blue Origin, que considera la más importante de todas las que lleva a cabo. Una aventura que le ha llevado a crear un sistema de cohetes suborbitales reutilizables y una lanzadera espacial capaz de transportar personas y cargas pesadas de forma rutinaria hasta más allá de la órbita de la Tierra.

También explica su manifiesto “Compromiso por el Clima”, lanzado el pasado año, que tiene el propósito de alcanzar los objetivos de los Acuerdos de París diez años antes de lo previsto y asegura que Amazon quiere que en 2030 el 80 % de su consumo energético total se nutra de energías renovables. Y alcanzar el 100% en 2040.

Bezos habla también de sus fracasos, que para él van unidos a la innovación: “Somos el mejor lugar del mundo donde fracasar (¡¡tenemos mucha práctica en ello!)”, asegura el empresario, que denuncia que muchas grandes organizaciones afirman que promueven la innovación, pero no quieren ni oír hablar de los experimentos fallidos.

Convencido de que el “don” que ha tenido en su vida son su padre y su madre, el libro rescata recuerdos familiares, entre los que se encuentra uno de sus abuelos cuando tenía diez años: Calculó los años de vida que el tabaco, a razón de tantos minutos por calada, le estaba quitando a su abuela. Y se lo soltó a esta. No recibió la felicitación que esperaba, pero sí una lección de su abuelo que todavía recuerda: “un día entenderás que cuesta más ser amable que listo”.

Múltiples facetas de un hombre al que, confiesa, le gusta tomarse las cosas con calma por la mañana y sobre el que Isaacson señala: “Cuando me preguntan quién, a día de hoy, está a la altura de genios innovadores como Leonardo da Vinci, Albert Einstein o Steve Jobs, no tengo ninguna duda, Jeff Bezos”.

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