Redacción N Digital
Internacional (EFE).- Unas 5.000 personas, según fuentes policiales, han marchado este domingo por el centro de Viena en una protesta no autorizada -alentada por la ultraderecha- contra las restricciones para frenar la pandemia de covid-19.
La policía vienesa prohibió este fin de semana una quincena de manifestaciones contra las medidas anticovid debido al riesgo de contagio, ya que en manifestaciones parecidas en el pasado muchos participantes ni respetaron las distancias ni usaron mascarillas.
El líder del partido ultraderechista FPÖ, el ex ministro del Interior Herbert Kickl, criticó las prohibiciones como un ataque del Gobierno de conservadores y ecologistas a las libertades, y pidió a sus simpatizantes pasear por las calles donde se habían convocado las manifestaciones.
“Hago un llamamiento a todos para que la prohibición de las manifestaciones no los disuada de dar un paseo el domingo para expresar pacíficamente su disgusto”, animó el político ultra el sábado en su cuenta de Facebook.
Otro organizador también convocó una procesión cristiana, amparada por el derecho a la libertad religiosa, por lo que numerosos participantes acudieron con cruces y otros emblemas cristianos.
Pese a un fuerte despliegue de seguridad y las advertencias policiales, la marcha echó a andar por la avenida circular del Ring, que rodea el centro de la capital.
El tono general de la marcha ha sido festivo y pacífico, aunque se han producido enfrentamientos puntuales con la policía, que bloqueó la calle por ambos lados para que los manifestantes no pudieran avanzar.
La policía también ha detenido e identificado a un número indeterminado de participantes. Los agentes habían advertido antes que participar en la marcha podía conllevar una multa de 700 euros, además de 500 euros adicionales en caso de no llevar mascarilla.
Como en anteriores concentraciones, los manifestantes conformaron un grupo muy heterogéneo de personas, que incluyeron ultranacionalistas, neonazis y negacionistas del coronavirus.
Los manifestantes exigieron la dimisión del canciller, el democristiano Sebastian Kurz, así como su derecho a protestar contra el confinamiento parcial decretado.
El Gobierno de Kurz debe tomar esta semana la decisión de si prolonga o no las actuales restricciones que llevan en vigor desde el 26 de diciembre y, en principio, comenzaban a suavizarse el 8 de febrero.
La incidencia acumulada a siete días es de 104 casos por 100.000 habitantes, aunque el número de contagios sigue por encima de los mil en el país de 8,9 millones de habitantes.