El presidente del Bloque Institucional Socialdemócrata, José Francisco Peña Guaba, recomiendo a la dirigencia del presente y del futuro asumir el quehacer a político como hobby, debido a que los políticos de profesión son desplazados por allegados al Gobierno que ocupan los mejores puestos en la administración pública con el menor esfuerzo.
Por tal motivo, Peña Guaba aconseja a sus colegas que se centren en su actividad privada, sean profesionales o comerciales, porque la mayoría “hacemos política por vocación y por pasión, pero que no lo hagan pensando que se les van a retribuir su esfuerzos; que no vayan más allá de lo razonable en términos de compromisos económicos y que no se pongan a darle la cara a militantes asumiendo compromisos e hipotecando su credibilidad porque les van a quedar mal y después les acusarán de incumplidores.
“¡Cuánto pesar siento por amigos que lo dieron todo y hoy nadie se acuerda de ellos! Nadie se les acerca, pareciese que tienen lepra o algún virus digital tan infeccioso que ni le toman llamada alguna, porque ¡así actúan los funcionarios de los últimos tiempos, con tal descaro!”, sostuvo.
El presidente del BIS entiende que el que por cabeza dura no haya aprendido la lección, que asuma las consecuencias, porque el oportunismo llegó para quedarse, sobre todo mientras exista el régimen presidencialista, porque la suerte de todos los dirigentes estará atada al interés particular del mandatario de turno, de manera que los puestos públicos casi siempre son copados por los arribistas, que siendo sinceros muchas veces no dejan ni respirar al presidente, porque se dedican a permear sus entornos y a perseguirles a cuantas actividad realicen con el fin de casi obligarlos a que los tomen en cuenta.
“Las dirigencias partidarias hemos perdido este pleito, no importando quien sea el candidato presidencial, porque el oportunismo tiene garras, recursos y habilidades únicas para hacerse visibles y necesario. Para eso también tienen a su servicio aparatos comunicacionales y redes que, con unos cuantos operadores pagados, hacen creer a los gobiernos que son imprescindibles, que son profesionales y técnicos de altísima calificación y que solo ellos pueden resolver los problemas de las instituciones, cosa que se ha probado totalmente falso, a la vista de los resultados obtenidos”, aseveró.
Dijo que los oportunistas llegan cuando los proyectos están hechos, cuando los infelices miembros ya invirtieron para construirlo y para hacerlos fuertes, esos no están cuando las posibilidades se ven lejos o son inexistentes, que va, por ahí ni se arriman. Es cuando el barco toma rumbo seguro que se montan en él y a fuerza de codazos, de recursos económicos y de aportes de último momento, más una intensa labor de lobby en los entornos presidenciales, es que logran hacerse de un espacio de poder hurtado a los que dedicaron años y sus ahorros al proyecto.
Manifestó que todo el mundo hoy se engancha a la política, incluyendo a quienes nunca han inscrito a un simpatizante ni le han dedicado una hora al activismo partidario.
“Como la ciudadanía digital no hace diferencias entre los políticos de oficio y los dirigentes auto designados, nos echan a todos en el mismo saco. Sin embargo, en los últimos años solo se benefician de esta actividad los oportunistas, aquellos que, sin esfuerzo ni mérito alguno, logran escalar posiciones afianzados en relaciones particulares con quienes caen frente al influjo mágico de la lisonja”.
Dijo que esta práctica no es nueva, pero va en crecimiento, gestión tras gestión gubernamental, todo porque el oportunismo utiliza de manera hábil diferentes mecanismos para vincularse con los entramados de poder.
Se dedican a hacerse visibles a los candidatos presidenciales, a quienes persiguen y, cuando logran ganar las elecciones, ocupan las mejores posiciones en detrimento de quienes sí trabajaron de sol a sol, invirtieron sus magros recursos y que, como estaban ocupados con sus tareas organizativas respectivas, se descuidaron y dejaron sus espacios de cercanía para que fueran ocupados por los arribistas.
Manifestó que el oportunismo utiliza todo su capital relacional para mantener negativamente afectada la imagen de la dirigencia partidaria, con el único interés de robarle su trabajo y su espacio. Dijo que utilizan, cuando llegan al Gobierno, un ejército digital a su servicio, para denostar a todos los que alegan que fueron dejados de lado pese a su tesonero esfuerzo, o a quienes se quejen por la indiferencia mostrada ante el trabajado realizado y no recompensado.
Explicó que desde hace mucho las dirigencias de los partidos han ido perdiendo importancia, todo porque le han cedido su ámbito, muchas veces sin chistar, a los mercaderes de ocasión.
Sostuvo que este desplazamiento se da porque el gobernante de turno designa a cuantos amigos, empresarios y relacionados quieran, al margen de los compromisos políticos contraídos.
“Esto nos hace reflexionar que estamos hoy ante la disyuntiva de que no es solo la población que no cree en los políticos, son también los cuadros políticos quienes no creen en los políticos candidatos”, indico.
Entonces trabajan como nadie y vuelven a hacer, otra vez, compromisos con la militancia, con el manido cuento de que “esta vez no será así” y que “sí serán tomados en cuenta esta vez”. Con ellos va la militancia, nada más risible que decirlo y peor aún creérselo, porque cuando llegan lo menos que piensan los que tienen poder de decisión es pensar en los que dejaron atrás porque casi todos, llegados al Palacio, sufren de “amnesia selectiva”: se olvidan de acuerdos y del esfuerzo abnegado de la mayoría de los que abajo que les acompañaron en el camino.