Bélgica volvió a cerrar este sábado las peluquerías y el resto de negocios de contacto no esenciales, restringió el acceso a los comercios no prioritarios solo a los clientes que tienen cita previa y los centros escolares cerrarán a partir del lunes, para controlar el avance de los contagios por Covid-19, de la que en Bruselas se registraron ayer 569 casos por cada 100.000 habitantes.
Las restricciones estarán en vigor hasta el 25 de abril para los comercios y la intención es que las escuelas puedan volver a abrir el 19 de ese mismo mes, más allá de las vacaciones de Semana Santa.
Además, se mantiene el toque de queda nocturno y el teletrabajo sigue siendo obligatorio.
Bélgica -con una incidencia acumulada global de 486 casos por cada 100.00 habitantes- no registraba estas cifras desde en el inicio de la segunda ola en octubre y preocupa especialmente la ocupación de camas de cuidados intensivos, que asciende a 664.
Los contagios se ha disparado pese a que el país es uno de los que más restricciones aplica en la Unión Europea, con los viajes no esenciales al extranjero prohibidos hasta el 18 de abril, los bares cerrados desde hace seis eses y los restaurantes abiertos solo para la comida a domicilio.
Aunque trazar las causas de las olas del coronavirus suele comportar multitud de factores, el experto en bioestadística Geert Molenberghs apunta a la irrupción de la variante británica en Bélgica, que según el instituto de salud pública Sciensano, representa ya el 76 % de los contagios.
“Simplemente las restricciones actuales no funcionan más y por eso tenemos que tomar medidas más estrictas”, señala a Efe Molenberghs quien recuerda que esta nueva ola de casos está afectando a multitud de países pese a haber mantenido las limitaciones.
El también catedrático de medicina de la Universidad de Lovaina señala como la densidad demográfica y el efecto estacional han jugado en contra de Bélgica, en comparación con otros países como España, donde la incidencia acumulada registrada es menos de la mitad pese a que las restricciones son más flexibles.
“Otro de los puntos es que somos tradicionalmente un cruce de Europa, un país pequeño con una gran cantidad de movimiento, y la gente entra y sale de todas partes”, agrega.
Pese a que el país lleva jornadas encadenando un aumento de contagios, Molenberghs aprecia diferencias con el inicio de la segunda ola, cuando los indicadores crecían a un ritmo mucho más acelerado, pero matiza que al menos en los próximos diez días los casos seguirán subiendo.
“No podemos hacer nada al respecto, pero si se siguen bien las nuevas medidas, deberíamos ser capaces de hacer que la curva baje. De hecho, hay esperanzas de que acabáramos con cifras diarias muy por debajo de la meseta en la que hemos estado durante tanto tiempo.”, destaca.
Una proyección que también contemplan las proyecciones con las que trabaja Sciensano, según las cuales, con las medidas que hoy entran en vigor se alcanzará un pico de alrededor de 1.000 camas ocupadas en las UCI a mediados de abril, inferior a las cerca de 1.500 que se emplearon en la segunda ola.