El gobernador de Florida, Ron DeSantis, declaró el sábado un estado de emergencia en la ciudad de Tampa, a unos 450 km al noroeste de Miami, debido a un derrame considerable en un estanque enorme de aguas residuales que amenaza con inundar caminos y reventar un sistema de almacenamiento de aguas contaminadas, sobre una zona costera y agrícola.
“Lo que estamos viendo ahora es de prevenir, y responder si es necesario, a una situación de inundación catastrófica real”, afirmó DeSantis en conferencia de prensa el domingo, tras visitar la zona en helicóptero.
El gobernador explicó que los trabajadores de emergencia, apoyados por la Guardia Nacional de Florida, estaban bombeando unos 33 millones de galones al día (casi 125.000 metros cúbicos) de agua residual de un depósito que padece una creciente filtración en su revestimiento plástico. “Según los ingenieros del lugar, fue necesaria una descarga controlada para evitar un fallo catastrófico”, indicó.
Las algas marinas crecen muy rápido en esos elementos, y los grupos ambientales temen que una descarga en el océano de miles de miles de litros de estas aguas ricas en nutrientes puedan originar una mortífera “marea roja” o explosión de algas, que acabe con los peces y la vida acuática, además de perjudicar la actividad turística.
El revestimiento plástico de la balsa, que contiene más de un millón de metros cúbicos de aguas residuales procedentes de dragados o de agua de lluvia, comenzó a filtrarse hace varios días.
Un colapso del depósito también podría hacer que el yeso fosforado almacenado cerca de la zona se mezcle con el agua y contamine el ecosistema local.
Esta sustancia, residuo de la producción de fertilizantes, es considerada radioactiva ya que contiene isótopos como el radón, así como metales pesados tóxicos como el arsénico, el plomo y el mercurio.
Operarios y especialistas realizan a contrarreloj descargas controladas del depósito de líquidos de desechos en la planta procesadora de fosfatos en el oeste de Florida, cerrada desde 2001 ante la aparición de grietas y filtraciones, con el fin de evitar que se rompa y se produzca un desastre ecológico.
Las autoridades de Florida ordenaron el desalojo de más de 300 viviendas y cerraron el sábado una carretera en un radio de 1,6 km, cercana al estanque en el área de Tampa Bay al norte de Bradenton. Los habitantes que viven en los alrededores de la reserva Piney Point, propiedad de HRK Holdings, recibieron la alerta a través de un mensaje de texto en que les recomendaban abandonar el área de inmediato porque el colapso era “inminente”. Las autoridades ampliaron la zona de desalojo horas después para incluir más casas, aunque dijeron que no planeaban abrir albergues.
Según la información facilitada por las autoridades del condado Manatee, el Departamento de Protección Ambiental de Florida detectó el viernes 2 de abril varias grietas en uno de los muros del estanque de 33 hectáreas y de ocho metros de profundidad, cuyo fondo ya presentaba una “filtración significativa”. Desde la noche del viernes al sábado, las autoridades habían traído piedras y materiales para tapar el boquete en el estanque, pero el intento por contener el contenido fue un fracaso.
Según medios locales, el embalse contiene entre 2.600 y 3.000 millones de litros de agua usada en el procesado de los fosfatos, agua de mar extraída durante el drenaje de un puerto cercano y agua de lluvia y de desagües de tormentas. Lo que ha provocado la alarma de grupos ecologistas.
La compañía propietaria de la planta participa activamente en el proceso de descarga. Aproximadamente se están sacando 83.200 litros por minuto del estanque, de acuerdo con Spectrum News. Vaciar todo el estanque tardaría entre 10 y 12 días. Otros han estado trabajando para trazar una ruta a fin de controlar el flujo desde el estanque hasta Tampa Bay.
Con la declaración del estado de emergencia de DeSantis se asignan más recursos para bombas y grúas en la zona. El propietario, HRK Holdings, no ha respondido de momento una solicitud en busca de declaraciones sobre el asunto.
DeSantis indicó que la compañía debe rendir cuentas por lo ocurrido: “Esto no es aceptable y no es algo que vayamos a autorizar que continúe”.
El estanque donde la fuga fue descubierta se ubica en la antigua mina de fosfato de Piney Point, ubicada sobre una pila de fosfoyeso, un desecho derivado de la fabricación de fertilizantes y que es radiactivo. El fosfoyeso contiene pequeñas cantidades de radio y uranio en forma natural, y las pilas acumuladas también pueden liberar grandes concentraciones de gas radón.
Según el Departamento de Medio Ambiente de Florida, es un agua ligeramente ácida y con contenido en amoniaco, fósforo y nitrógeno, pero no a un nivel que pueda ser “preocupante”. “No creemos que sea tóxica”, dijo un portavoz del Departamento de Medio Ambiente en un mensaje dirigido a medios locales.
El administrador en funciones del condado Manatee, Scott Hopes, subrayó que el problema de los estanques de la planta de fosfatos viene de “décadas” atrás y es necesario encontrar una “solución permanente” cuando se resuelva la emergencia actual. Hopes dijo que los modelos indican que si se llega a romper totalmente la balsa, en menos de una hora se producirá el equivalente a un muro de 20 pies (6,1 metros) de agua.
La organización ecologista Sierra Club lleva años pidiendo a los estadounidenses que reclamen a sus congresistas legislación para prohibir los depósitos del desecho “radioactivo” liquido que se produce al procesar las rocas de las que se extraen los fosfatos.
Según Sierra Club, en EE.UU. hay más de 70 de esas “monstruosidades” en forma de estanques que pueden medir una milla (1,6 km) de ancho por 200 pies (61 metros) de alto y contienen “miles de millones de toneladas del agua radiactiva del proceso”.
Están repartidas por Arkansas, Florida, Idaho, Illinois, Iowa, Luisiana, Misisipi, Misuri, Carolina del Norte, Texas, Utah y Wyoming y ha habido “numerosos casos documentados de contaminación del agua subterránea, socavones y fugas” a causa de esos depósitos de desechos.
INFOBAE