La cápsula Starliner, de la compañía Boeing, abandonó este miércoles la plataforma de lanzamiento de Cabo Cañaveral (Florida, EE.UU.) de donde iba a despegar y volvió a un hangar de la base para ser sometida a mayores inspecciones, informó la firma aérea.
En un mensaje en su cuenta de Twitter, Boeing señaló hoy que la cápsula y el cohete Atlas V, fabricado por la firma ULA y sobre el que está colocado, serán llevados a una instalación en donde la Starliner pasará por una “inspección y prueba a fin de informar los próximos pasos de la misión”.
El traslado se da luego de que la noche del martes la firma informara que no lanzaría la cápsula este miércoles, la nueva fecha tentativa fijada tras ser suspendido ayer el despegue previsto luego de un “inesperado” problema en una válvula de la nave.
“Nuestro equipo ha trabajado diligentemente para garantizar la seguridad y el éxito de esta misión y no despegaremos hasta que nuestro vehículo esté funcionando nominalmente y nuestros equipos estén seguros de que esté listo para volar”, dijo en un comunicado el vicepresidente del Programa de Tripulación Comercial de Boeing, John Vollmer.
“Vamos a dejar que los datos dirijan nuestro trabajo”, agregó el ejecutivo en la nota en la que confirmó el aplazamiento hasta nuevo aviso de la misión OFT-2.
Al cabo de la suspensión del lanzamiento el martes, Boeing y la NASA habían apuntado para este miércoles, a las 12.57 hora local (16.57 GMT), como nueva fecha para el envío de la cápsula rumbo a la Estación Espacial Internacional (EEI), a donde iba a llegar unas 24 horas después.
La suspensión de la misión OFT-2 es un duro revés para la compañía privada, que afrontaba una gran expectativa alrededor este segundo vuelo de prueba de la cápsula no tripulada, tras una fallida misión en 2019.
En diciembre de ese año, una primera misión de prueba con la nave Starliner despegó con éxito pero luego fracasó en su intento de llegar a la estación espacial debido a problemas con el software. La cápsula tuvo que aterrizar de emergencia en Nuevo México.
“Hemos descartado el software como causa de las indicaciones de posición inesperadas”, dijo Boeing en torno al problema que motivó la suspensión del despegue el martes.
Desde esa misión de prueba, hace casi 20 meses, la firma ha invertido por lo menos 410 millones de dólares para corregir y mejorar los softwares y los sistemas informáticos, de acuerdo con medios especializados.
La cápsula, que iba a despegar desde una plataforma en la Estación de la Fuerza Espacial de Cabo Cañaveral, en Florida (EE.UU.), tenía que haber llegado a la EEI con más de 400 libras (181 kilos) de carga.
A su vuelta, Starliner iba a traer más de 550 libras (249 kilos), incluyendo parte del sistema de tanques recargables de oxígeno que proporciona aire respirable a los ocupantes de la estación, según informó la NASA.
La misión OFT-2 tiene como objetivo probar la cápsula de Boeing antes de que realice para la NASA un viaje con astronautas a la EEI, el primero de los cuales está previsto para fines de 2021, aunque todavía sin fecha concreta.
“OFT-2 demostrará las capacidades de principio a fin de la nave espacial Starliner y el cohete Atlas V, desde el lanzamiento hasta el acoplamiento y el regreso a la Tierra con un aterrizaje en el desierto en el oeste de los Estados Unidos”, según la NASA.
Boeing y SpaceX tienen contratos millonarios con esa agencia aeroespacial para encargarse del traslado de astronautas y equipos a la estación espacial desde suelo estadounidense.
SpaceX ha llevado ya dos misiones tripuladas a la EEI, a la que se suma una de prueba con astronautas, además de varias de carga en sus cápsulas Dragon.
EFE